- En un año marcado por la pandemia, la producción agrícola explica el 75% de las ventas totales.
En 2020, un año de vacas flacas en el que por la pandemia se derrumbaron 15% las ventas externas, solo tres provincias lograron exportar más que en 2019.
Corrientes, La Pampa y Santiago del Estero tuvieron números positivos, aunque con una participación marginal dentro del total del país. Con US$ 41.129 millones mayoritariamente ligados al campo, la región pampeana aportó el 74,9% de las exportaciones argentinas totales.
El informe de comercio exterior del INDEC detalla que Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba explican más del 70% de todas las exportaciones, con US$ 38.830 millones.
La provincia bonarense lidera la tabla, con exportaciones por US$ 19.428 millones, una caída de 15,5% respecto de 2019. Le sigue Santa Fe con US$ 11.239 millones y una baja de 21,2%. El tercer puesto es para Córdoba, con US$ 8.163 millones, un 8% menos. Las tres representan el 35,4%, 20,5% y 14,9% del total del país, respectivamente.
De todo lo que exporta la región pampeana, el 35% es soja y productos derivados. El segundo complejo es el maicero con el 12% y el tercero el automotor, con el 10%.
El ranking de exportadores continúa con Chubut, con el 3,7% del total país; seguida por Santa Cruz, con el 3,5%; Entre Ríos, con el 2,6%; y Mendoza, con el 2,5%. Luego vienen San Juan (2%), Salta (1,7%), Tucumán (1,4%) y San Luis (1%).
Casi todas las provincias exportaron menos que el año anterior. Hubo solo tres excepciones. Corrientes, con un salto del 170% motivado por la venta de energía eléctrica a Brasil, que fue récord en los últimos veinte años. Aún así, la provincia explica tan solo el 1,1% de las exportaciones totales.
También La Pampa representa el 1,1% del país y tuvo un crecimiento del 6,2% por las mayores ventas de maíz. La otra provincia con resultado positivo es Santiago del Estero, con apenas un alza del 0,6% por maíz y trigo. Representa el 2% del total.
Los diez distritos restantes, incluyendo a la Ciudad de Buenos Aires, explican el 4,6% del total: cada una suma menos del 1% a las exportaciones argentinas. La que menos aporta es Formosa, con el 0,1%.
Este año, las proyecciones marcan que la producción agrícola consolidará su peso dentro de las exportaciones. Las estimaciones preliminares de Juan Manuel Garzón, del IERAL, indican que por falta de lluvias la producción sojera se ubicaría entre 43 y 47 millones de toneladas, por debajo de los 49 millones de 2020. Será la tercera cosecha más baja de las últimas diez campañas. Sin embargo, esto se compensará con mejores precios.
Con la tonelada de soja en US$ 523, Garzón estima que los commodities agrícolas y sus derivados industriales aportarán entre US$ 5.000 y US$ 8.000 millones más que en 2020.
“La harina de soja, que es el principal producto de exportación argentino, aportará por sí sola US$ 10.000 millones”, detalla.
“Las exportaciones de estos complejos han crecido en participación, no solo por fortaleza propia sino porque a otros complejos les ha ido muy mal, como paso en los últimos años con autos y con energía”, señala.
¿Esto implica que las exportaciones argentinas se primarizan cada vez más?
Datos de la consultora Invenómica muestran que en 2010 los productos de origen industrial eran el 35% del total de las exportaciones. En 2019 bajaron al 30%. “Las exportaciones no solo se estancaron sino que además hubo una migración a productos con bajo nivel de desarrollo. Y esta tendencia empeorará en 2021”, plantea el economista Horacio Larghi. “Ante la débil recuperación económica de los principales compradores de manufacturas industriales -el 35% de esto productos van a Brasil, que solo crecerá 3,6% este año-, las exportaciones de 2021 estarán intensamente influenciadas por las fluctuaciones del precio de los commodities y los desempeños de las cosechas”
Garzón tiene otra visión. “Los productos agrícolas son materias primas con poca transformación industrial, aunque esto no quiere decir que no tengan valor agregado. Con el poroto y la harina de soja lo que Argentina exporta es puro valor agregado, porque casi todo lo que se vuelca a la producción se genera en el país. En cambio para producir un auto se usan muchos insumos importados, por lo que el valor agregado termina siendo bajo”, afirma Garzón.
“Una buena carne cotiza a US$ 8.000 ó US$ 9.000 la tonelada y tiene mucho más valor agregado que los US$ 10.000 de una tonelada de auto”, ejemplifica. “Sería muy bueno diversificar la canasta exportadora y tener más productos industriales, pero eso debería ocurrir por crecimiento de otros sectores y no por un retroceso del campo”.