- “Mantener las escuelas cerradas implica perder el potencial de toda una generación”, dice un documento de las fundaciones de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica.
En medio de la polémica por la vuelta a clases presenciales por la oposición de algunos gremios en la Ciudad de Buenos Aires y antes de la clase pública convocada para defender el regreso a las aulas frente al Ministerio de Educación, las fundaciones de Juntos por el Cambio emitieron un comunicado en el que remarcaron: “estamos ante una catástrofe educativa y generacional”.
Este sábado el texto lleva la firma de las fundaciones Alem, de la Unión Cívica Radical; Pensar, del PRO; y del Instituto Hannah Arendt, de la Coalición Cívica. “Se estima que más de un millón de niños abandonarán las escuelas por completo. El Secretario General de la ONU afirmó que estamos ante una catástrofe generacional. A menos de un mes del inicio de clases, es necesario fijar consensos claros sobre esta realidad: brindar certezas sobre la vuelta a las escuelas, definir protocolos y establecer criterios epidemiológicos de permanencia. La escuela es y debe continuar siendo un lugar seguro para que niños, niñas y adolescentes estudien y sociabilicen”, arranca el comunicado.
“El desafío está en hacer lo necesario para que los niños puedan gozar tanto del derecho a la salud como del derecho a la educación, de forma armonizada y no vulnerando uno a expensas del otro. Mantener las escuelas cerradas implica perder el potencial de toda una generación y, en consecuencia, poner en riesgo el futuro del país. Los cierres escolares pueden implicar que muchos niños abandonen para siempre sus estudios”, consideraron desde Juntos por el Cambio.
Y agregaron: “A pesar del esfuerzo realizado por los docentes para sostener la continuidad pedagógica de manera virtual, se perdieron aprendizajes y se produjo un gran retraso en el tratamiento de los contenidos curriculares”.
A su vez, consideraron que “otra devastadora consecuencia de esta situación es que aumentó el trabajo infantil, un problema que iba en descenso en el mundo. La falta de asistencia a las escuelas sumada a la crisis económica agravó la situación y propició a los niños a contribuir para sostener a sus familias”. Y añadieron: “La escuela es un lugar seguro si se toman las medidas y recaudos necesarios”.
Con citas a UNICEF y la UNESCO, desde las fundaciones de JxC recordaron que “en muchos casos el cierre de las escuelas expone a los niños a más violencia doméstica, que aumentó de manera notable. En aislamiento, las tensiones y el estrés familiar se incrementan, y allí donde estas situaciones están latentes, se exacerban. Los establecimientos educativos son los principales lugares de detección de este tipo de violencia y al no ir a la escuela, los niños pierden fuentes de apoyo externas a su hogar”.
También hicieron énfasis en que “los problemas de acceso a Internet, debido a la falta de dispositivos electrónicos y conectividad, amplían la brecha social. Un promedio de 19,5% de los alumnos de las escuelas primarias argentinas no tiene acceso a Internet en el hogar y esto limita sus oportunidades de aprendizaje. La consecuencia directa es el aumento de la desigualdad educativa y social”.
E intentaron rebatir algunos de los argumentos expuestos en estas semanas. “No es verdad que los docentes, padres, madres y alumnos se oponen a la presencialidad. A los padres y madres, lo que más les preocupa es la salud emocional de sus hijos. El reemplazo de la educación presencial por la remota castiga mucho más a las madres que a los padres. Los estudios señalan que las mujeres son quienes dedican más horas a cuidar y acompañar a sus hijos mientras las escuelas permanecen cerradas. Las madres con niños pequeños parecen verse particularmente afectadas. Las cifras son alarmantes: el 84% de las madres de niños pequeños participan en la educación remota de sus hijos en los hogares, en comparación con solo el 6% de los padres”, concluyeron en JXC.
Fuente: Clarín.