Encuentro de Familias por la Educación

“Ver que los chicos estaban con tantas ganas de recuperar el contacto presencial con sus maestros me conmovió” expresó una madre pampeana

“Ver que los chicos estaban con tantas ganas de recuperar el contacto presencial con sus maestros me conmovió” expresó una madre pampeana
Imagen ilustrativa
30 Octubre, 2020 a las 19:30 hs.

  • El Encuentro Nacional de Familias por la Educación reunió durante esta semana a madres y padres de las 24 jurisdicciones movilizados por la educación de sus hijos.
  • Reclamaron que sus voces sean escuchadas, destacaron la necesidad de una mayor participación y pidieron un compromiso de todos los actores para que la educación sea prioridad.

“Creemos que este momento nos interpela a trabajar más unidos que nunca: con otras familias, pero también apoyando a los docentes y directores, con empatía y solidaridad. Es hora de dejar la comodidad del espectador para asumir un rol proactivo como familias para mejorar la educación argentina. Para eso, nos proponemos formarnos, movilizarnos, organizarnos, reclamar e impulsar propuestas según haga falta”.

Con estas palabras, la declaración “Familias por la Educación” sintetiza la voluntad de madres y padres de todo el país de hacer oír su voz en el sistema educativo.

El documento fue presentado en el marco del Encuentro Nacional de Familias por la Educación, un evento impulsado por madres y padres de las 24 jurisdicciones de la Argentina, que termina este viernes y contó con 4.000 inscriptos y con el apoyo de más de 30 organizaciones de la sociedad civil.

Historias en primera persona

Entre las múltiples historias compartidas a lo largo de esta semana, muchas hicieron foco en cómo el aislamiento movilizó a madres y padres a tomar conciencia de la necesidad de comprometerse con los problemas del sistema educativo: “La crisis de la pandemia nos hizo abrir los ojos: independientemente del nivel socioeconómico de cada uno, de si nuestros hijos o hijas van a la escuela estatal o privada, del lugar del país en el que vivimos o nuestras ideologías y visiones políticas, necesitamos trabajar juntos, con los docentes y la comunidad educativa, para poder brindar a nuestros hijos e hijas la educación que merecen”.

Erika Nera es de Chaco. Vive en Margarita Belén, un pueblo a 20 kilómetros de Resistencia. Ella decidió involucrarse en Familias por la Educación al ver que, durante la cuarentena, su hija de 11 años solo recibía esporádicamente de la escuela capturas de pantalla de una plataforma educativa, mientras que otros chicos de la capital provincial tenían clases a diario y espacios de consultas por Zoom. “Mamá, ¿por qué tengo que vivir en este pueblo?”, le cuestionó un día su hija. La pregunta la impulsó a comprometerse con la realidad educativa: “Esa pregunta era una forma de ver que lo que leemos en las leyes de educación estaba faltando: estaba faltando la igualdad de oportunidades”.

Daiana Azzaro vive en Macachín, en la provincia de La Pampa. Daiana decidió que tenía que movilizarse por la educación cuando su hija de 7 años le contó que, junto con sus compañeros de segundo grado, estaban organizando un “boicot” a las tareas que enviaba la escuela para ver si, de esa manera, lograban que volvieran las clases presenciales: “Ver que los chicos estaban con tantas ganas de recuperar el contacto presencial con sus maestros me conmovió, me hizo tomar conciencia de la importancia de la escuela y también de la necesidad de que los padres contemos con apoyo para poder darles respuestas a nuestros hijos”.

La bandera compartida: hacer de la educación una prioridad

“Nuestros hijos e hijas están transitando una experiencia muy dura en pandemia, con efectos no solo académicos sino en su salud emocional”, afirma la declaración “Familias por la Educación”. Surgido a partir de los intercambios en talleres regionales y nacionales durante toda la semana, el documento reconoce una crisis educativa que, si bien no es nueva, se ha profundizado con la pandemia, por la combinación de la suspensión de las clases presenciales, la falta de conectividad a Internet, la carencia de dispositivos en muchos hogares y las consecuencias del encierro prolongado en un escenario de gran incertidumbre.

“Nos movilizamos por la educación a partir de valores compartidos: igualdad, justicia, inclusión, calidad de la educación y solidaridad”, plantea la declaración, a la vez que convoca a todas las familias argentinas a sumarse. Los interesados pueden adherir a Familias por la Educación haciendo clic acá.

“Pedimos a todos los gobiernos que prioricen la educación y que asuman el liderazgo que necesitamos de su parte: solicitamos el mayor compromiso, profesionalismo y celeridad para atender a las múltiples situaciones que se presentan en nuestro país y hacer posible la continuidad pedagógica”, reclama el documento, a la vez que solicita que “con responsabilidad sanitaria se facilite el regreso a las escuelas allí donde sea posible y deseable”.

Las familias piden también que se mejoren las condiciones de conectividad en todo el país, que se garantice el apoyo necesario según las circunstancias de cada estudiante y cada familia, y que se garantice el acceso a la información, tanto sobre los niveles de contagio y la apertura de escuelas como sobre los desempeños escolares de sus hijos. En síntesis, reclaman que la educación esté primera en la lista de prioridades: “No tenemos futuro sin educación. Y no hay otra urgencia mayor que darles un futuro a nuestros hijos”.

Dispositivos, conectividad y apoyo, entre las demandas clave

Al responder qué necesitan para acompañar a sus hijos, padres y madres señalan la necesidad de más dispositivos (otro celular, una notebook, etc.) (48,5%), mejor conexión a internet en casa (46,8%), y apoyo docente para padres (46,3%). Entre los puntos más urgentes para poder cambiar la educación argentina, las familias mencionaron la formación y la carrera de los docentes (38,8%), la conectividad de los alumnos (32,1%) y los contenidos del currículum (32,7%).

Según una consulta realizada a las familias que participaron del Encuentro Nacional de Familias por la Educación, 9 de cada 10 padres (94%) están dispuestos a formarse para poder aumentar su participación ciudadana para mejorar la educación. Además, 7 de cada 10 familias (73,4%) consideran que la mejor manera de participar es colaborando con los docentes y directivos en su escuelas, mientras que 6 de cada 10 (62,5%) mencionan la participación en instancias institucionales a nivel municipal, provincial o nacional.

Rocío Costas, de la Fundación Liga de Córdoba, una de las organizaciones que apoyaron el Encuentro, destacó “la pluralidad de voces de familias de todo el territorio de la Argentina que participaron del Encuentro. Por una u otra razón, a lo largo de la historia de la educación las familias han quedado en un lugar más pasivo, entonces me parece que este activismo de las familias es muy importante”. También resaltó “la solidaridad entre las organizaciones de la sociedad civil que siempre están dispuestas a acompañar este tipo de propuestas”.

“En el marco de esta pandemia las organizaciones tuvimos un rol muy activo, acompañando emocionalmente a las familias y visibilizando sus necesidades –señala Magdalena Navajas, de Fundación Brazos Abiertos–. Observamos cómo las grandes desigualdades ya existentes en torno a la educación se profundizaron aún más. Con siete meses sin clases en la mayoría de las escuelas y ante un horizonte incierto, es el momento de sumar la voz de las familias, de reforzar ese vínculo tan necesario entre escuela y familias, y ser partícipes activos para un regreso a una escuela nueva”.

Observatorio Argentinos por la Educación

El Observatorio Argentinos por la Educación es un espacio de encuentro creado alrededor de los datos del sistema educativo, con el objetivo de involucrar a toda la sociedad en la mejora de la educación.

La misión del Observatorio es contribuir a que la educación sea determinante en el debate público argentino, a partir de datos que permitan enfocarla en los desafíos del siglo XXI.

Su plataforma interactiva de datos, la más exhaustiva del país, contiene casi 90 millones de registros públicos sobre indicadores fundamentales del sistema educativo, como acceso y participación de los estudiantes, eficiencia del sistema (tasas de repitencia, tasa de promoción efectiva, etc.), recursos humanos, recursos físicos y financieros, y evaluación.

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