Íker tiene 4 años y podrá escuchar por primera vez: “Sólo pienso en que mi hijo escuche cada vez que le dije que lo amaba”

Íker tiene 4 años y podrá escuchar por primera vez: “Sólo pienso en que mi hijo escuche cada vez que le dije que lo amaba”
3 Julio, 2020 a las 11:26 hs.

Íker Gael Iturrez tiene 4 años, nació con hipoacusia y aunque la pandemia concentra casi toda la atención de la sociedad, su vida está a punto de dar un giro feliz.

Íker, que vive con sus padres en el barrio El Sol, de Los Polvorines en Buenos Aires, fue operado con éxito hace unos pocos días. Así dio su primer paso para dejar atrás la hipoacusia neurosensorial profunda bilateral con la que fue diagnosticado hace unos años.

Recibió dos implantes cocleares, que le permitirán oir y, si avanza como se espera, desarrollar el habla.

“Está de diez. Hoy fue a control, le limpiaron los puntos y le sacaron el vendaje. Nos dijeron que el mes que viene le van a activar el implante”, anuncia el padre del chico, Nahuel Iturrez, de 23 años.

Cuando Íker empezó a crecer, su papá y su mamá, Verónica Ullúa, notaron el cuadro que finalmente desarrolló su hijo. “Le decíamos su nombre o le hacíamos gestos con la boca y no cazaba una, no nos entendía”, rememora Nahuel.

“Se hacía entender con señas. Fue un poco difícil al principio. Lo empezamos a hacer tratar al año y medio de vida. Tuvo audífonos por seis meses y pensábamos que escuchaba. Después nos dimos cuenta que no le funcionaban. Sentí mucha angustia”, agrega la madre, de 21 años a Clarín.

“Cuando nos confirmaron que era hipoacúsico se nos vino el mundo abajo. Es nuestro primer hijo y uno siempre quiere que salga todo bien. Nos costó, pero más allá de eso aprendimos mucho de él porque es muy inteligente”, rememora el padre, quien por esos días se encontraba desempleado.

Tras esforzarse mucho, consiguió trabajo y pudo incluir a su nene en su obra social para comenzar con el tratamiento. Las trabas burocráticas se interpusieron en el camino de la familia Iturrez: no les cubrían los implantes.

“Íker es un paciente que lo vemos en el hospital desde siempre, llegó cuando tenía dos años”, cuenta la doctora Betina Beider, jefa del servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Trauma y del equipo de implante coclear. “Diagnosticamos que era un candidato a implante coclear e hicimos los trámites para solicitarlos, pero se demoró por cuestiones de la obra social. Los padres también hicieron su lucha”, cuenta.

Además de esas complicaciones, el tratamiento se postergó por la irrupción del coronavirus en nuestro país. La operación pasó de principios de abril al 22 de junio.

La operación duró cinco horas. Durante ese lapso, tanto Nahuel como Verónica experimentaron varias emociones. “Estábamos muy nerviosos, pero también ansiosos y contentos porque sabíamos que estaba en buenas manos”.

Una vez concluida la operación y luego de 24 horas internado para recuperarse, Íker regresó a su hogar. Luciendo un amplio vendaje por encima de su cabeza que le cubría las orejas y con una tierna sonrisa, se marchó del hospital para comenzar con las etapas posteriores, la de curaciones y la de las pruebas de encendido y audición de los implantes.

De esta manera, con Íker preparándose para incursionar progresivamente en el mundo auditivo, su papá y su mamá rememoran los tiempos complejos que les tocó atravesar.

“Ambos somos muy jóvenes y venimos de abajo, siempre peleándola. Entre otras cosas, esto de la hipoacusia nos costó que nos echaran del lugar donde alquilábamos antes porque el nene, la mayor parte del tiempo, grita. Explicamos el problema, pero no alcanzó. Me sentí muy mal cuando pasó eso porque yo siempre busqué el bienestar de él. Me rompió el alma que se manejaran así”, recuerda Nahuel. Y añade: “También la pasamos mal cuando se suspendió la operación por la pandemia. Vero lloró mucho”.

Y concluyen con una imagen emotiva: “Estoy muy feliz porque Íker va a poder comunicarse mucho más con los nenes. Él deseó siempre poder hacerlo para jugar, pero como no lo entendían se frustraba”, indica Verónica. “En lo primero que pienso es en que mi hijo pueda escuchar todas las veces que le dije que lo amaba. Espero que no se le complique mucho el habla. Sé que él es inteligente y le va a agarrar la mano”, concuerda Nahuel.