Triunfó en Primera con Belgrano de Córdoba, estaba prácticamente “retirado” y ahora pudo renacer en La Pampa

Triunfó en Primera con Belgrano de Córdoba, estaba prácticamente “retirado” y ahora pudo renacer en La Pampa
26 Abril, 2020 a las 16:30 hs.

Lucas Parodi no casetea cuando dice… “Me choqué contra una pared. Si no estaba fuerte de la cabeza, podría haber hecho una locura”. Es la historia del futbolista que era “de primera” y, de repente, cayó al olvido. Parodi cuenta esa historia con todo el dolor ya masticado y, a la vez, con toda la energía ya puesta en escribir un capítulo final a la altura de su renacer. “Cada día pienso que voy a volver a donde estuve, que aprendí de mis errores. Sé lo que puedo dar, sé quién soy”, también dice y se lo dice a sí mismo en el contacto con Mundo D para la sección Qué es de la vida de…

Lucas tiene 28 y parece que hace años que anda volando bajito por el mapa futbolero. Los tiempos del fútbol van rápido en el éxito. Y lentos en los otros momentos. De 2011 a 2015, fue uno de los mimados por Ricardo Zielinski en Belgrano, en el mejor Belgrano. De 2015 a hoy, está reconstruyendo toda su persona. Toda su carrera. Lo cuenta a corazón abierto. Hablará de “orgullo”, “joda” y de sentirse “malo” en el fútbol. Sin miedos. Y contará cómo tuvo que aprender a golpear puertas para arrancar de cero.

Cuando se dio lo de la pandemia estaba en La Pampa, en el club Alvear y ahora me tuve que volver acá a Villa Allende, de donde soy yo. En Alvear volví a jugar después de un tiempo en el que no hice nada”, apunta Lucas, integrante de una familia humilde. Trabajó de pocero con su viejo hasta que el fútbol fue su trabajo.

–¿Por qué estabas sin jugar?

–Por muchas cosas. No quería jugar más. Desde que salí de Temperley, esperaba que me saliera algo. Esperaba que un representante me llevara a un club que me había prometido. Y esperé y esperé. Y después ni me atendió el teléfono. Hasta que me cansé. Después estuve en Racing de Nueva Italia, en Juniors con Andrés Soriano y Seba Carrizo y bueno… me quedé esperando que me salga algo… no me llamaba nadie…

–¿Cuánto te desesperaba ese silencio?

–Es durísimo. Si no estás fuerte de la cabeza tirás todo a la mierda. Venís de vivir de eso y de repente quedás así… Sentís que nadie confía en vos. Y mucho del tiempo perdido fue por mi orgullo. Siempre esperaba que me llamaran. Y no, tuve que empezar a llamar yo. Yo le llamé a Juan Manuel Ramos, que es el técnico en Alvear. Y así fui. Pero antes no buscaba nada. Soy muy orgulloso y fue un error grande. No todo en la vida viene de arriba. Así que busqué clubes yo. Y me puse a punto, ya hice dos goles en la liga de allá.

–¿Cómo se vive el camino de ir decayendo en la carrera?

–Es muy duro. En 2015 yo estaba con el “Ruso”. A mí me sorprendió cuando se fue Zielinski. Y me sorprendió que cuando asumió “Teté” González me dijo que no me iba a tener en cuenta. Y yo había tenido mi mejor año justo en 2015. Estaba siendo titular. Habíamos hecho una buena campaña, habíamos entrado en la Copa. Yo estaba para el despegue. No entendí por qué no me iban a tener en cuenta. Si no sos fuerte de la cabeza podés cometer una locura con tu persona… venís a un ritmo y que te desliguen así… bueno, son etapas del futbolista. Estás arriba y toqué fondo así, de la nada.

–Fue llamativo tu caso… ¿metiste la pata en algo?

–No, no. A ver… yo he cometido errores en años anteriores. Admito eso. Pero en ese 2015 no. Fue mi mejor año. Nunca supe por qué me dejaron de lado. Hay que respetarlo. El DT era “Teté”.

–Y habías sido compañero de González.

–Claro, tal cual. Jugamos juntos. Más que todo por eso me sorprendió. Había sido mi año. Estaba con confianza.

–¿Qué es Zielinski en tu vida?

–El mejor técnico que tuve. Me tuvo desde que llegó, me llevó a la primera pretemporada en 2011. Y siempre me iba llevando, me aconsejaba. Debuté de titular con San Juan en su primer partido en el Gigante de Alberdi.

–¿Fue un tiempo en el que los chicos que debutaban estaban como más resguardados?

–Es que en esos planteles siempre hubo tres o cuatro jugadores de experiencia que te marcaban los límites. Te digo, estaban Olave, Guille Farré, el “Gato” Turus, después Lembo y otros más. Sabés hasta dónde llegar. Llevaban el equipo para el mismo lado. Y Zielinski también manejaba el grupo. Esa fue la clave de los éxitos de ese Belgrano.

–Hiciste tres goles, ¿pero ante Unión fue el mejor?

–Le hice a Merlo en la B Nacional de 2011 y a Unión en Primera. También a Defensa. Y sí, a Unión estuvo bueno, a un ángulo. Y ganamos. Hacer un gol en Alberdi es una locura.

–¿Qué te pedía Zielinski?

–Él y el “Bicho” Flotta (ayudante de Zielinski) me conocían bien y me pedían que ayudara a subir la pelota. Jugábamos en un 4-4-2 o 4-4-1-1. Y nos complementábamos con Guille Farré. Nos entendíamos bien y llegábamos bien al área rival.

–¿Fue injusto decir que ese Belgrano de Zielinski era defensivo?

–Es que eso de los esquemas es un mito. Vos ponele el número que quieras. 4-4-1-1 o lo que sea, pero se trata de llegar al área rival con mucha gente y esos Belgrano lo tenían.

–¿Fue Farré el jugador con el que mejor te entendiste?

–Sí, jugamos mucho juntos. El era el motorcito de Belgrano. Si ves el equipos del ascenso, él fue uno de los mejores. Aprendí mucho de él.

–¿Había división entre referentes y chicos en aquellos Belgrano?

–Yo me llevaba bien con todos. Por edad estaba más con “el Hacha” Mansanelli y Juan Carlos Maldonado. También con el “Chiqui” Pérez.Pero siempre tuvimos buena onda en esos planteles, aunque había grupos con los que te juntás más.

–¿Qué opinión tenés sobre lo que le pasó a Belgrano desde 2015 a hoy?

–No sé, no estuve en esos procesos. Pero Belgrano tenía buen equipo en esa época de “Teté”. Fue increíble lo que pasó en la Copa Sudamericana. Seguramente habrá influido esa eliminación. Yo no puedo creer que Belgrano haya descendido. Quizá fue eso con Coritiba.

–Entraste en los últimos minutos del partido con River en el Monumental por la Promoción. ¿Qué te acordás de ese momento?

–Que fue increíble. Me temblaban las patas antes de entrar, te digo. Ja ja. Estaba duro. Quería entrar y que el partido terminara ahí nomás. Igual, cuando Olave le atajó el penal a Pavone sabíamos que estábamos cerca. Nosotros sabíamos que Belgrano estaba bien, que le íbamos a ganar. Si acá en Córdoba le hubiéramos hecho cuatro o cinco si no entraban los hinchas a Alberdi. Enfriaron el partido, si no…

–¿Cómo fue el camino al vestuario desde el campo de juego?

–Uh, tremendo. Nos costó porque nos tiraban maderazos y sillas. Una madera le pegó en la cabeza a Giuliano Bardín, ja. Y después se la llevó a la cabeza. Hizo que se la firmáramos todos los del plantel. Ese vestuario fue una locura, con redoblantes. No caímos en lo que habíamos logrado. Fue algo que yo nunca imaginé que iba a vivir.

–¿Qué cambió en la vida del Parodi de Belgrano al Parodi de hoy?

–Y… algunas cosas. Son los momentos en lo que uno se da cuenta quién está y quién no. Yo con todo esto me di cuenta que antes tenía amigos del campeón, como se dice. Hoy tengo dos o tres amigos. Y la familia, como siempre. Te chocás contra la pared para darte cuenta de los errores que cometés. Hubo un tiempo en el que yo sentía que no servía, que no era bueno para el fútbol, que nadie me quería para jugar al fútbol. Me di cuenta de esos errores. Pensé que era malo, que el fútbol no era para mí. Y cambié y estoy seguro que estoy a tiempo de volver al lugar en el que estuve antes. Pero tengo que hacer las cosas. He cometido muchos errores. Lo admito.

–Ya dijiste la palabra errores varias veces en la nota. ¿Cuáles? ¿Falta de profesionalismo?

–Sí, a ver. Se ha hablado de los más chicos en Belgrano, de la joda. De la conducta. A veces he llegado a los entrenamientos sobre la hora. Lo admito y eso te marca. A veces te tiene que pasar algo para que te des cuenta qué tenés que hacer y qué no. Opté por volver al fútbol para volver a ser el Lucas Parodi que fui. Tengo que agachar la cabeza. Tengo que arrancar de cero. Sé las condiciones que tengo. Hay gente que me ha hecho creer en mí de vuelta. Le voy a meter para adelante. Voy a volver a donde estuve.

Fuente y fotos: Mundo D (La Voz).

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