Generaciones de niños han pasado por sus manos. Su simpleza, su puntualidad, el respeto por los pacientes y el amor por su profesión, reflejada en la atención de cada niño fueron algunas de sus virtudes que han resaltado su trabajo a lo largo de estos años. Aquellos que tuvimos la gracia de contarlo como médico pediatra de nuestros hijos lo sabemos. Gracias Miguel, has honrado tu profesión.
Esta es su carta de despedida:
Me dirijo a ud. y por su intermedio a la comunidad, especialmente a quienes han sido y son mis pacientes, para informarle que a raíz del boletín oficial del gobierno nacional acerca de la pandemia que estamos viviendo y aconsejando evitar contactos a todas las personas que están dentro de los grupos de riesgo, yo estoy incluido por edad (65 o más) y por enfermedad, ya que padezco una enfermedad llamada “Artritis autoinmune” debido a la cual, estoy medicado con inmunosupresores (medicamentos que bajan las defensas).
Hoy he decidido retirarme definitivamente de mi profesión como médico pediatra. He trabajado durante 32 años y he recibido siempre el apoyo de mi familia y el cariño de cada paciente que he atendido en consultorio.
Deseo la comprensión de cada paciente que lea esta nota y volver a reiterar mi eterno agradecimiento por haber depositado la confianza durante tantos años en mí.
Finalmente, volver a reiterar mi gratitud infinita por su apoyo incondicional a mi esposa Mary y a nuestros hijos, Laura, Samuel, Elena y Marcos y a nuestros queridos yerno Lisandro y nuera Belén, como así también a nuestros nietos.
Por supuesto amplío mi gratitud a toda la comunidad médica de General Pico y área de salud (clínicas, hospital, postas y personal de salud en general) sin olvidar los queridos “agentes de propaganda médica” conocidos cariñosamente como “visitadores médicos”, quienes durante tantos años me brindaron su profesionalidad y atenciones en sus visitas al consultorio.
Me despido de ud. agradeciéndole la publicación de esta nota y le envío un saludo cordial.
Miguel Heritier