Entre los que reclaman se encuentra, el reconocido árbitro que dirige en la Liga Pampeana, Marcelo Aredondo.
Hace un año no son designados para dirigir, aunque la AFA sigue pagándoles el sueldo. “Pezzotta me dijo que si no renunciaba al gremio no iba a dirigir más”, acusó Martín Grasso, quien estaba a punto de dar la prueba exigida por FIFA para ser internacional.
La crisis del arbitraje argentino se refleja en los polémicos fallos de cada fin de semana. También, fuera de los márgenes del campo de juego. Y aunque Federico Beligoy asegura que los hombres del silbato están pasando “su mejor momento” (sic), la sensación que tiene el Director de Formación Arbitral está muy lejos de la realidad. Un conflicto gremial hace crujir la interna de los referís. Con jueces que aseguran ser discriminados por la AFA por pertenecer al SADRA (Sindicato de Arbitros de la República Argentina). Denuncian aprietes, corrupción, injuria laboral y hay una causa abierta en el Juzgado número 54. Son 16 y no son designados para dirigir, en algunos casos, hace un año.
Clarín charló con 12 de los árbitros apartados. Todos cobran un sueldo de garantía de 23 mil pesos que representa el pago de dos partidos que no dirigen porque no son convocados. “Acá hay una cuestión alimentaria. Les están reduciendo el salario a más de la mitad. Hay una práctica desleal de la AFA. Los sacaron del circuito porque representan al SADRA”, dice Guillermo Marconi, secretario general del gremio.
De 11 mil afiliados, unos 800 renunciaron en masa. De los destacados, sólo Néstor Pitana y Hernán Maidana permanecen firmes junto a Marconi. “A ellos no se van a animar a tocarlos. Son los mejores para la FIFA”, dice el ex árbitro que se hizo cargo del sindicato en 1988. Eso sí, no integran la misma terna. “Si no estuvieran de viaje, hubieran venido acá para apoyar a sus compañeros”, aclara Marconi. Y abre el juego para que los jueces cuenten sus sensaciones.
Marcelo Aredondo, pampeano, línea con una decena de partidos en la máxima categoría y currículum en el Ascenso, dispara: “Nos sentimos como ñoquis. Nosotros queremos trabajar y no nos dejan. Respiramos fútbol. Esta es nuestra prioridad. Por más que nosotros tengamos otro trabajo, si hay un curso o un partido, hacemos lo posible por estar. Hay compañeros que perdieron su laburo por el arbitraje”, asegura el profesor de educación física quien en 2010 denunció a Gustavo Bassi, a cargo de los jueces del interior, por sugerirle que favorezca a Juventud Unida de San Luis ante Deportivo Maipú de Mendoza en un partido del Federal “A”.
Martín Grasso es juez asistente. Tiene 60 partidos en Superliga y había sido preseleccionado para dar la prueba de internacional que exigía FIFA. Su último partido fue Gimnasia-Defensa y Justicia, el 29 de abril del año pasado. “A mí me llamó (Sergio) Pezzotta para tomar un café. Él me avisó que no iba a seguir jugando. Me dijo que si no renunciaba al gremio, no me iban a designar más. No me pueden hacer desaparecer de la noche a la mañana”, se queja este rosarino que trabaja como profesor de taekwondo.
Pezzotta tuvo una participación activa en el SADRA como secretario por Santa Fe. Renunció al gremio al igual que Juan Carlos Pompei. Ambos ahora trabajan para la Dirección de Formación Arbitral. El año pasado acusó a Marconi de judicializar la interna. De hecho, hay una denuncia por corrupción presentada en en el Juzgado Criminal y Correccional 60.
En ese sentido, Esteban Nasier, cuarto árbitro de Superliga, B Nacional y con vasta experiencia en el Federal A, apunta: “No es casualidad que dos o tres árbitros hayan dirigido el 50% de los partidos de los equipos que ascendieron. Acá hay algunos que hacen los deberes y se equivocan para el lado que más les conviene”. Y hace un cuadro sinóptico del esquema del arbitraje: “Hay tres grandes grupos, el de los primeros renunciantes entre los que están (Jorge) Baliño, (Andrés) Merlos, (Pablo) Echavarría y (Fernando) Espinoza. Otros que sabían que renunciaban y sacaban ventaja, son los útiles del Ascenso: (Adrián) Franklin, (Gerardo) Méndez Cerro y (Lucas) Novelli, por citar algunos casos. Y está un tercero al que se lo llevó la ola, entre ellos, Silvio Trucco y Nazareno Arasa”.
Bassi es apuntado por los árbitros de obedecer a Pablo Toviggino, Director Ejecutivo de la Presidencia de la AFA y mandamás del Consejo del Interior. El santiagueño es la mano derecha de Claudio Tapia, presidente de la casa madre de Viamonte. Consultado por Clarín, Toviggino se limitó a responder: “Sin comentarios desde mi lugar”.
Ariel Montero, tucumano, no dirige desde el 1° de marzo del año pasado. La última vez que se llevó el pito a la boca fue en Altos Hornos Zapla-Gimnasia y Tiro de Salta. Es oficial de Policía. Y dice: “En las provincias tenemos un gran problema. Muchos chicos viven del arbitraje y esta medida está dañando su economía. La están pasando muy mal. En el Regional Amateur te entrenás todo el año para jugar dos meses y por ser del SADRA no te designan. Es muy injusto”. Lo acompañan Maximiliano Salado Paz, también del Norte del país.
“A mí Beligoy me dijo que no estaba habilitado para dirigir por el problema del sindicato con la AFA”, cuenta Martín Saccone, asistente marplatense que dirigió en la Superliga y la B Nacional, ahora Primera Nacional debido a la reforma que se hizo en 2019. Desde la costa también llegó Darío Martínez Rojas, cuarto en Superliga y B Nacional, principal en el Federal.
Sebastián Ranciglio, que se dedica al grabado de joyas en Rosario, le pone palabras al sentimiento que atraviesan estos árbitros: “Tenemos una incertidumbre muy grande. Sentís que a medida que va pasando el tiempo y que no armás el bolso, no vas a ser más árbitro. Nosotros nos preparamos para esto. Hay mucha impotencia”.
La relación con los “compañeros” que se fueron del gremio quedó quebrada. “Es raro lo que hicieron”, dice Leandro Núñez, de Lobos. “Ellos renunciaron porque quieren dirigir. Pero esa no es una situación normal. Yo llegué a jugar cinco partidos de Superliga y hoy me siento cesanteado”, agrega.
Laureano Leiva, formoseño, no dirige desde febrero. También están Federico Cuello (Santa Fe) y Angel Ayala (Corrientes). Todos aportan lo suyo. Cuentan que son citados para las pruebas físicas y técnicas. También, para los exámenes médicos. Sin embargo, ninguno fue convocado para la pretemporada y mucho menos para el curso VAR.
Aporta Norberto Wollkopf, secretario administrativo, que Cristian Ramonda, de La Pampa, renunció al SADRA el 28 de octubre, y el 3 de noviembre fue designado para dirigir Maipú-Círculo Deportivo. Que el jujeño Augusto Walter Cardozo dimitió el 10 de noviembre y una semana después jugó Central Norte-Sportivo Belgrano de Córdoba. Y así, varios casos más.
AFA les paga el sueldo, pero no los deja dirigir porque pertenecen al SADRA aseguran los árbitros que se sienten damnificados. El conflicto se dirime en los Tribunales. Mientras tanto, se superponen los partidos y hay jueces que tienen trabajo extra. Entre tanto dolor e indignación por ser apartados, se permiten un chascarrillo: “A la Copa de la Superliga la llamábamos Copa Total Baliño; dirigió un montón de partidos”.
Fuente: CLARIN