En el día de ayer, la definición de parte de la secretaria general de Utelpa, Lily López, no pasó desapercibida. Fue contundente al afirmar que en la actualidad “más de 1.000 pibes y pibas en la provincia están fuera del sistema”.
Todo hace pensar que se refiere al sistema educativo y que el reclamo por la generación de puestos genuinos dentro del marco educativo apunta a cubrir esa demanda.
Pero si hay más de un millar de chicos pampeanos excluidos del sistema educativo. ¿De quién es la responsabilidad? ¿Quién se hace cargo de esta triste y real situación por la que atraviesan adolescentes y jóvenes pampeanos?.
Si estos datos que se dieron a conocer y que supuestamente se mantuvieron ocultos durante los últimos años son ciertos, entonces el sistema no funciona. Pero hay responsabilidades compartidas. Esta bien reclamar derechos, pero no debemos olvidarnos de las obligaciones.
A esta problemática que viven adolescentes y jóvenes pampeanos se suma la “Generación NI NI”. Los que ni trabajan, ni estudian. Se estima que en Argentina hay un millón de jóvenes entre 17 y 35 años que ni trabajan, ni estudian. Otros que trabajan, pero no estudian y los que hacen las dos cosas.
Basta de echarle la culpa al otro. Al que estuvo y se fue. Dicen que no hay que mirar hacia atrás, que sólo hay que vivir el presente, porque el futuro es una incógnita. Pero si no aprendemos del pasado, y dejamos que el presente se diluya sin medidas concretas es imposible construir el futuro.
En la actualidad está de modo la palabra inclusión. Se la utiliza en diversos ámbitos, pero especialmente en el educativo. Parece que las puertas se cerraron antes de tiempo. Volvamos a abrirlas y hagamos lugar para incorporar a estos más de mil chicas y chicos que por el momento están fuera del sistema.