Tras ser sometida sin éxito a tres cirugías en el Hospital Italiano, sus padres lanzaron una campaña en las redes sociales en busca de un donante. “Se encuentra estable y compensada a pesar que su corazón está funcionando al límite”, contó su papá.
A Mara Hollman, una entrerriana de 3 años oriunda de Paraná, le detectaron una cardiopatía congénita compleja a los 4 meses de gestación y desde que nació fue sometida sin éxito a tres cirugías en el Hospital Italiano.
Hoy se encuentra primera en la lista de espera del INCUCAI y sus padres lanzaron en las redes sociales una campaña en busca de un donante para su hija bajo el hashtag #UnCorazónParaMara
La nena nació el 10 de junio de 2017 y su primera operación fue a corazón abierto 9 días después. A los 10 meses volvieron a realizarle otra “cirugía paliativa para ampliarle las ramas pulmonares y ponerle una prótesis más grande para que tenga una mejor calidad de vida”, contó a Infobae Gerardo, su papá. Y la última se produjo el 27 mayo del año pasado, con un posoperatorio complicado.
“Si bien fue exitosa, se le empezó a exigir al corazón un funcionamiento normal y se le presentó una falla intrínseca que la arrastra por su malformación congénita. Pero cuatro meses después, a fines de noviembre, se le detectó una insuficiencia cardíaca que ya no tiene una solución quirúrgica y lo único que resta es trasplante”, explicó Gerardo.
Mara estuvo internada hasta el 23 de diciembre y actualmente “se encuentra estable y compensada a pesar que su corazón está funcionando al límite”. Reside en una casa alquilada del barrio porteño de Almagro, adonde su familia tuvo que mudarse desde Paraná.
“Para poder acceder a la lista de espera en emergencia nacional del INCUCAI, uno de los requisitos que te pide es que vivas cerca de la institución donde se va a realizar el trasplante”, señaló el papá de Mara.
De esta manera, el hombre tuvo que dejar su trabajo como profesor de educación física y mudarse a Buenos Aires para comenzar una nueva vida las inmediaciones del Hospital Italiano junto a su mujer y su otra hija de 8 años.
“Nosotros alquilábamos en Paraná y desde que nos dieron la noticia juntamos nuestras pertenencias, devolvimos la casa y alquilamos en Buenos Aires”, señaló el hombre, quien hoy mantiene a su familia haciendo trabajos administrativos a distancia. “Mi hermana es contadora y me dio para administrar un edificio. Con la plata que sacó me ayuda a solventar los gastos”, contó.
Para Gerardo, es necesario contar con una norma similiar a la Ley Justina pero para menores. “Acá hablamos de donación pediátrica y los padres tienen que avalar la ablación”, se lamentó ante la falta de trabajo del Gobierno para preparar psicológicamente a los padres que están por perder a sus hijos.
“Cuando se muere un hijo entrás en un dolor profundo y sé que no es el momento para que te vengan a preguntar si querés convertir a tu hijo en donante. Esto es algo que se tiene que trabajar previamente para que los padres estén en una buena situación emocional para tomar la decisión”, aseveró.
Y explicó que cuando los padres aceptar hacer la donación pediátrica, los médicos están muy limitados en los tiempos: “Una vez que sucede, los médicos tienen pocas horas para hacer ablación. Si decís que sí varias horas después, hay órganos que ya no sirven como el riñón, hígado, corazón y pulmón; que son los más solicitados”.