“Dos años sin justicia y un dolor que nunca se borrará en nuestros corazones”, expresó Anabela, esposa de Enrique Castilló, uno de las 44 víctimas del ARA San Juan.
Enrique Castillo era el único de la tripulación que no era submarinista. Había sido convocado apenas dos días antes y tuvieron que salir a pedir ropa prestada. En ese momento, la familia vivía en Mar del Plata. Luego de la tragedia, Anabela regresó a Santa Rosa, donde vive junto a su hija.
«A los chicos los abandonaron. Les dieron la espalda. Seguimos esperando la respuesta del Estado», dijo tiempo atrás en una nota de Canal 3.
«Como argentinos no olvidemos a nuestros 44 héroes que dieron la vida por cuidar nuestros recursos”, expresó en las redes sociales. “¡Ara San Juan por siempre en nuestros corazones!”, agregó en un posteo del pasado 11 de noviembre, publico Textual.
El 15 de noviembre de 2017, en medio de una tormenta con olas que alcanzaban los nueve metros, el ARA San Juan patrullaba las aguas del mar argentino. A las 6 de la mañana el capitán Pedro Martín Fernández le informó al Comando de Submarinos que había ingresado agua de mar que ocasionó un cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras de batería.
Una hora y 19 minutos después, Fernández se volvió a comunicar e informó que iban a bajar a descansar e inspeccionar el tanque de baterías. Fue el último mensaje de la tripulación. A las 8.45 se perdió todo tipo de contacto con la embarcación y a las 10.51 se registró un evento anómalo, consistente con una explosión, que los expertos luego definirían como una implosión.
