Según el INDEC, casi la mitad de los niños en la Argentina son pobres

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6 Agosto, 2019 a las 15:47 hs.

La pobreza afecta a todas las franjas etarias, pero con más fuerza a los niños. Las cifras oficiales marcan que los chicos menores de 14 años que viven en las áreas urbanas son los más golpeados tanto por la indigencia como por la pobreza.



En los últimos 12 meses, la indigencia infantil (menores de 14 años) subió del 7,8 al 11,3% y la pobreza subió del 38,2 al 49,6%, de acuerdo a los datos procesados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.

Desde la nueva medición de pobreza, a comienzos de 2016, esté 49,6% supera los registros semestrales anteriores que oscilaron entre un 39,7% (segundo semestre de 2018) y 46,8% del segundo semestre de 2018.

Así en 12 meses la pobreza infantil aumentó 11,4 puntos porcentuales, equivalente a 1.030.000 nuevos chicos pobres, de los cuales 315.000 son nuevos indigentes.

De aquí se desprende que uno de cada 2 o 5 de cada 10 chicos vive en hogares pobres.En total son 5.000.000 chicos pobres, de los cuales casi un millón son indigentes.

Esto significa que esos chicos indigentes viven en hogares que no pueden comprar los alimentos básicos. Y los chicos pobres se desarrollan en hogares que si bien pueden adquirir una canasta de alimentos básicos, tienen privaciones y carencias de todo tipo.

Sobre un total de casi 14 millones de pobres, entre los que tienen de 15 a 29 años, la pobreza aumentó del 30,5 al 40,1%. Entre 30 y 64 años, subió del 21,1 al 29,4%. Y más de 65 años, de 6,1 al 9,1%. Así los menores de 14 años sobresalen por tener la mayor proporción de pobreza.

Así las cosas, si bien se amplió el universo de familias que cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH) el monto de esa ayuda puede cubrir parte de la compra de alimentos básicos, pero está lejos de sacar a esas familias de la pobreza.

Esta dimensión de la pobreza infantil es un factor de reproducción de la pobreza. Porque el chico que se desarrolla con privaciones alimentarias, de vivienda, salud o educación tiene un futuro comprometido.

Además, la mayoría de esos chicos viven en hogares sostenidos por desocupados, trabajadores formales e informales precarios, subocupados y cuentapropistas que se desempeñan en la informalidad, sin seguridad social. (CLARÍN)