Una historia de esfuerzo y dedicación en Trenel: “El secreto es trabajar con buen humor”

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1 Agosto, 2019 a las 00:45 hs.

El entrañable zapatero, Gabriel Arcangel Gebrues arregla cinturones, monturas, bolsos y zapatos en el mismo local en el que comenzó a trabajar como ayudante del entonces zapatero Juan Silva, un 2 de mayo de 1988. A medida que el tiempo pasó fue ganando clientes al punto que no solo atiende las demandas de Trenel sino también de Arata, Embajador Martini, Caleufú, Pichi Huinca y Alta Italia, entre otros. Queríamos compartir con la comunidad su historia de vida. 

Foto: FM La Voz Trenel.

Foto: FM La Voz Trenel.

La historia a destacar del día es la de Gabriel Arcangel Gebrues, para todos en Trenel, “Kisi”. Tiene 61 años y desde los 29 trabaja en una zapatería.

De este modo, este entrañable zapatero arregla cinturones, monturas, bolsos y zapatos en el mismo local en el que comenzó a trabajar como ayudante del entonces zapatero Juan Silva, un 2 de mayo de 1988.

Recuerda con nostalgia y emoción aquel “Día del Trabajador” en que, cuando terminó una domada, regresó a su casa y Silva lo fue a buscar para convocarlo a trabajar en el taller de compostura de calzado. Aceptó al instante y comenzó un día después.

Apenas una semana de trabajar creyó que eso no le iba a gustar, pero se dió cuenta que iba a aprender rápido y que ese sería su oficio.

A pocos años, se encontró al frente del taller y a medida que el tiempo pasó fue ganando clientes al punto que no solo atiende las demandas de Trenel sino también de Arata, Embajador Martini, Caleufú, Pichi Huinca y Alta Italia, entre otros.

Rodeado de herramientas comenta que “el secreto es trabajar con buen humor” y estar atento a todos los detalles al arreglar algo porque eso marca la diferencia en el buen servicio.

Entre las muchas tareas que realiza, sumó también el de la enseñanza, por eso Nancy Becerra aprendió a su lado y actualmente trabaja algunas horas junto a él en costuras y algunas reparaciones.

Kisi reconoce que el oficio se está perdiendo poco a poco y que hace falta que alguien tenga el entusiasmo de aprender porque el pueblo va creciendo y cada vez hay más demanda en ese rubro. Con dedicación y espero desde hace treinta y un años está abocado a este oficio y lo sigue haciendo con el mismo entusiasmo de siempre.

Rigurosamente mantiene ocho horas de trabajo diarias y cierra para poder disfrutar de tiempo libre en el campo o descansar.

Su local, además de recibir a los clientes, es un continuo transitar de amigos que pasan a saludarlo y conversar un rato cada día.

Fuente: FM La Voz Trenel.