“La Iglesia debe pronunciarse y actuar frente a situaciones donde se tocan las llagas y el sufrimiento dramático de la gente”, dijo el Padre Giménez

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10 Julio, 2019 a las 00:10 hs.

El Padre Julio Giménez, Párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced fue el encargado de oficiar la ceremonia. En la homilía citó en varias oportunidades al Papa Francisco y dejó en claro que la política debe estar al servicio de la gente y el bien común.

“Así como hoy, celebremos un nuevo aniversario de la Independencia, de un camino de libertad y liberación, no podemos desconocer que aparecen sombras oscuras de nuevas colonizaciones, en el horizonte cercano”, señaló..

Remarcó una advertencia de parte del Papa Francisco, donde manifiesta que «los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de las especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo en definitiva ningún problema. La inequidad  es raíz de los males sociales”.

“La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde afuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. 

¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema!

 Molesta que se hable de ética.

Molesta que se hable de solidaridad mundial.

Molesta que se hable de distribución de los bienes.

Molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo.

Molesta que se hable de la dignidad de los débiles.

Molesta que se hable de la defensa de la vida y la familia.

Molesta que se hable del cuidado de la creación y la casa común.

Molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso de justicia.

 

“La Iglesia también puede y debe, sin pretender el monopolio de la verdad, pronunciarse y actuar especialmente frente a «situaciones donde se tocan las llagas y el sufrimiento dramático, y en las cuales están implicados los valores, la ética, las ciencias sociales y la fe”.

Ante las autoridades civiles y militares y público en general  agregó que “además de los graves problemas económicos, el Papa también nos advierte sobre el colonialismo ideológico globalizante que procura imponer recetas supra culturales que no respetan la identidad de los Pueblos”. 

“Hoy existen colonizaciones ideológicas y culturales que destruyen, pero no con las armas, sino con las ideas. 

Colonizaciones ideológicas que de  la forma sutil, buscan imponerse y desarraigar a nuestros pueblos de sus más ricas tradiciones culturales y religiosas.

Colonizaciones ideológicas que desprestigian el valor de la persona, de la vida, del matrimonio y de la familia y dañan con propuestas alienantes, especialmente a nuestros jóvenes y niños dejándolos desprovistos de raíces desde donde creer”.

Sabemos que el apoyo de la banca internacional y los lobbys económicos son utilizados, para financiar e impulsar el proceso de control económico, poblacional e ideológico, nuevos modos de colonialismo, que cierto progresismo parece que no ve y oculta.

Solo si nos dejamos liberar por el Hijo, seremos realmente libres. Hermanos y Hermanas: La patria no comienza hoy con nosotros; pero no puede crecer y fructificar sin nosotros. Recibimos la patria como un tarea inacabada. Y nos toca a nosotros seguir recreando y construyendo la patria, en libertad.

Todos nosotros somos constructores de la patria. Nos toca ser constructores de una patria más solidaria, más justa, más humana.

Debemos preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo hoy por la Argentina?. ¿Qué puedo hacer yo hoy por La Pampa? Todos podemos y debemos hacer algo.

Cada uno de nosotros ocupa un lugar único e irrepetible: en la universidad, en la escuela, en el comercio, en la fábrica, en las fuerzas  Armadas o de Seguridad, en el campo, en la industria, en la empresa, en la política, en la justicia, en los centros de salud, en la Iglesia, en los medios de comunicación.

Todos podemos y debemos hacer algo. No alcanza sólo con votar, y como estamos en un año electoral.

Finalmente me uno nuevamente a la voz del Papa Francisco para afirmar: “La política a veces tan denigrada, es una altísima vocación, en una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común.

¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos.

¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes?

Estoy convencido de que a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social.

Ponemos, sobre todo, nuestra confianza en la presencia viva de Jesucristo, Dios y Señor de la historia y en María, Mujer de la Esperanza, que desde Luján nos dice: “Argentina levántate y camina”.