Crónicas de La Pampa: El hombre que recorrió Estados Unidos, Europa y volvió para fundar General Pico

thumb image
2 Junio, 2019 a las 13:00 hs.

Eduardo de Chapeaurouge nació en Buenos Aires en 1854. Durante su juventud se trasladó al Colegio de Ingenieros del Rey ubicado en Londres. Adquirió valiosas experiencias que se plasmaron en el desarrollo de una ciudad que sería conocida como la “Chicago argentina”. El “sembrador de pueblos” permanecerá firme en el recuerdo de aquellos que nunca olvidan.

Por Santiago A. Wiggenhauser.   



La historia de nuestra ciudad y su fundación está profundamente conectada con la vida de un hombre que conoció gran parte del mundo y regresó.

Por elección propia, existió un poblador que quiso pasar a la historia como el fundador de General Pico, en el norte del Territorio Nacional de La Pampa.

Eduardo de Chapeaurouge nació en Buenos Aires el 26 de julio de 1854. Su infancia se desarrolló sin grandes sobresaltos y después de concluir sus estudios preparatorios, se trasladó a Europa, ingresando en el Colegio de Ingenieros del Rey, en Londres, donde permaneció cinco años.

Durante su estadía en el extranjero, Chapeaurouge adquirió conocimientos y experiencias fundamentales que posteriormente se vieron plasmadas en el desarrollo de una ciudad que sería conocida en el país como la “Chicago argentina”, en alusión a “la Ciudad de los Vientos” estadounidense.  

Luego de recorrer Europa y Estados Unidos, regresó a nuestro país, y vinculado por una entrañable amistad con el General Eduardo Gustavo Pico (1834-1904), lo acompañó como secretario general de la Gobernación de la Pampa Central, cargo que ocupó por nueve años, de 1891 a 1900.

Con los conocimientos adquiridos sobre tierras, inició a través de una hábil propaganda, la subdivisión y formación de pueblos, entre los cuales se puede mencionar aparte de General Pico, a González Moreno, Agustoni, Abramo, Anguil, Realicó, Tomás Devoto, Eduardo Castex, Miguel Cané, Ingeniero Luiggi y diversas colonias. También contribuyó en pueblos como Italó (Córdoba), Santa Isabel (Santa Fe) y Nueva Galia (San Luis). 

En ocasiones, Chapeaurouge procedió a la fundación directa de núcleos urbanos, mientras que otras veces promovió la mensura y subdivisión de tierras en lugares que estimaba propicios para atraer compradores y emplazar el nuevo poblado.

Para esta tarea, debió entusiasmar a los futuros propietarios, que una vez convencidos, disponían tras el parcelamiento de tierras, una subasta pública llevada a cabo en el galpón de chapas de “La Fundadora”, ubicada en calle 19 esquina 18.

Con una férrea determinación, el “sembrador de pueblos” fijó la fecha de remate, llamándolo “General Pico” el 11 de noviembre de 1905, en homenaje a su gran amigo, quien había fallecido un año antes, un 16 de septiembre de 1904.

Chapeaurouge sorprendió a propios y extraños concediendo permiso a los recién llegados para establecerse en solares, que se asentaban en carpas hasta el día de las ventas, posterior al trazado del pueblo por el agrimensor Aubín bajo sus directivas concretas.

Bajo una atenta disciplina, Chapeaurouge diagramó la cuadrícula urbana, en tierras que eran propiedad del Sr. Eduardo Castex.

Para evocar su semblanza, cuenta de él el Sr. Juan L. Pozzo, uno de los primeros comerciantes de General Pico, que “Don Eduardo regaló muchos terrenos”, acción que explica de alguna forma la generosidad que lo caracterizó hasta el final de sus días. 

Con el tiempo, Chapeaurouge adquirió una extensa actividad política y social, convirtiéndose en Diputado por la provincia de Buenos Aires, reconocido periodista y decisivo con su participación en el nacimiento del periódico “La Capital” de Santa Rosa.

En cuanto a su vida privada, Don Eduardo contrajo matrimonio con la riojana Dolores Bazán (1860-1936) el 17 de diciembre de 1881 en Buenos Aires.

La pareja crió con amor a sus tres hijos: Amalia (1883-1973), Eduardo Alberto (1886-1953) y la también riojana Florencia María (1890-1938). Su primera hija vivió cien años.

Por su parte, su nieta María Rosa Margarete nació en Davos Platz en 1917 y se casó treinta años después con el italiano Antonio Soldati. 

Muchos historiadores recuerdan a Chapeaurouge como un exponente de la llamada “Generación del ’80”. Ciudadano con visión de futuro. Gracias a su espíritu de progreso fue un verdadero pionero en La Pampa.

A modo de homenaje, la calle 19 de nuestra ciudad lo recuerda indeleblemente en el tiempo.

Del mismo modo, el Colegio Don Eduardo de Chapeaurouge, creado entre 1986 y 1987 y ubicado en la calle 18 lo inmortaliza con su nombre. El honor de sellar su apellido en la historia grande de General Pico. 

Un hombre de grandes ideas vencerá por siempre al olvido. Indudablemente dejó su huella por estas tierras. El “sembrador de pueblos” permanecerá firme en el recuerdo de aquellos que nunca olvidan.   

————————————————————————————————————————-

Artículos de consulta

-“Paseo genealógico por la Argentina y Bolivia” de Juan Isidro Quesada.

-“Biografías Pampeanas: Arte Política Historia Deportes Ciencia Periodismo”.