A unos 6 kilómetros del límite con Mendoza, donde parece que se termina la silueta del mapa de La Pampa, está el paraje oesteño de Chos Malal.
Foto: InfoHuella
Mientras el sol inunda todo, un puñado de niños de los puestos lindantes, chapotean en la pileta.
Desde La Humada, unos 60 kilómetros por las rutas provinciales 27 y 14, que son de tierra, te llevan hasta Chos Malal. En el edificio de la Escuela Nº 260 funciona por primera vez el Pro Vida de Verano, a cargo del profesor de Educación Física Guido Verna y su compañera Belén Vendramini, árbitro de voley y estudiante de abogacía.
Los niños de los puestos que rodean la Escuela asisten de lunes a viernes. Es la segunda temporada de la pileta en Chos Malal. Sergio, Fabio, Martina, Agustín, Enrique, Emanuel, Daniel, Nicole, Romina, Thalía, Mario y Juan Bautista, llegan caminando, en busca de pasar un día de recreación en pleno oeste pampeano.
“Las actividades son de coordinación, trabajo en equipo, respeto, compañerismo, mucha cooperación, y tratar de ofrecerles otras que ellos no hayan vivenciado. Teniendo en cuenta que contamos con la pileta y que hay niños que por primera vez se meten al agua, les enseñamos las herramientas para adaptarse a un medio nuevo con el manejo de mantener la respiración debajo del agua y el pataleo para empezar con técnicas de nado”, cuenta Guido.
A media mañana, los niños tienen un refrigerio que consiste en galletitas, tortas fritas, pizzas, yogurt, té o leche. Por la tarde, la pileta está abierta para toda la familia, donde no solo pueden refrescarse, sino también compartir mates.
Fuente: infohuella.com.ar