Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomendaron proteger a los niños de las picaduras de los mosquitos, ya que pueden ser transmisores de diversas enfermedades potencialmente graves como dengue, chikungunya, zika o fiebre amarilla y otras menos frecuentes en nuestro medio como paludismo, filariasis, encefalitis de San Luis, encefalitis equina y encefalitis del Valle del Nilo, entre otras.
El verano es una época propicia para la proliferación de estos insectos debido a que hay más reservorios de agua para poner los huevos, el desarrollo de las larvas es más rápido con las altas temperaturas y nuestra piel está más expuesta.
Entre otras medidas para evitar picaduras y reducir la propagación de los mosquitos se recomiendan una serie de medidas ‘individuales’, como utilizar ropas adecuadas frescas, de colores claros, de mangas largas y pantalones largos (siempre que los niños se encuentren en el exterior), colocar tul sobre las cunas y cochecitos, mantener el pasto corto, usar mosquiteros en buen estado en las ventanas y puertas, eliminar o colocar boca abajo los recipientes que puedan tener agua estancada (ya sea dentro o fuera de la vivienda), cambiar el agua de los floreros y de los bebederos de las mascotas a diario, mantener libres de hojas los desagües de los techos, dejar tapados los tanques de agua, y utilizar repelentes, preferentemente los que contienen DEET (N,N-Diethyl-m-toluamida); los que deberán aplicarse con la frecuencia especificada en la etiqueta del producto y recién a partir de los 2 ó 6 meses de edad del niño, también estipulado en las advertencias según el nivel de concentración del principio activo de cada repelente.
Particularmente en aquellos repelentes en aerosol los especialistas de la SAP recomiendan no rociarlo en forma directa sobre la piel del niño ya que podría llegar a inhalarlo, sino aplicarlo sobre la mano del adulto y luego distribuirlo sobre las zonas expuestas, exceptuando las áreas debajo de la ropa, alrededor de los ojos, la boca y las manos, para evitar que se lo ingieran; no se debe aplicar tampoco en forma conjunta con el protector solar sino 30’ después, ya que combinados aumentan el nivel de toxicidad.
Estas recomendaciones forman parte del denominado ‘ordenamiento del medio’, que según declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1979[1] a través del Comité de Expertos en Biología de Vectores y Lucha Antivectorial es la actividad más importante en la lucha contra estos insectos. Implica la planificación, organización y vigilancia de las actividades para la modificación de los factores ambientales con el objetivo de disminuir al mínimo la propagación de los mosquitos.
“Si todos llevamos adelante estas recomendaciones para evitar la propagación de los mosquitos, sin duda estaremos más protegidos contra este tipo de enfermedades. Además las picaduras pueden generar lesiones locales, infecciones secundarias y alergia”, advierten.
Las tres enfermedades causadas por virus transmitidos por artrópodos (técnicamente denominadas ‘arbovirosis’) más importantes en nuestro medio son: dengue, chikungunya y zika. Se presentan en forma epidémica, la mayoría de las infecciones son asintomáticas y cuando desarrollan síntomas producen un cuadro clínico muy similar, principalmente durante la fase aguda, lo que dificulta el diagnóstico clínico. Se pueden presentar con fiebre, compromiso del estado general, afectación neurológica o hemorragias.
Un caso sospechoso de dengue es aquel en el que se presenta fiebre de menos de 7 días de duración, sin afección de las vías aéreas ni otra causa identificable, acompañada de dos o más de los siguientes síntomas: dolor de cabeza o detrás de los ojos, dolor muscular o articular, erupción cutánea o sangrados. Un factor a tener en cuenta también es el haber permanecido en zonas con evidencia de trasmisión de dengue en los últimos 15 días. Como este cuadro puede ser grave, existen señales de alarma que se presentan cuando disminuye la fiebre, como dolor abdominal intenso y continuo, vómitos persistentes, acumulación de líquidos en abdomen, pleura y corazón, sangrado de mucosas, letargo o irritabilidad, hipotensión postural, aumento patológico del tamaño del hígado (hepatomegalia) y en el laboratorio se observa aumento progresivo del hematocrito y/o descenso de las plaquetas. Existe una vacuna para dengue que se ha aprobado en algunos países endémicos de dengue, para su uso en personas de 9 a 45 años.
En el caso de chikungunya el paciente presenta fiebre mayor de 38,5ºC, dolores articulares graves discapacitantes o artritis no explicada por otra condición médica y reside o ha visitado áreas endémicas dentro de las dos semanas previas al inicio de los síntomas.
Se sospecha zika cuando la persona presenta erupciones en la piel y dos o más de los siguientes signos y síntomas: fiebre, generalmente menor a 38,5 °C, dolor muscular o articular, conjuntivitis sin pus y edema en la zona cercana a las articulaciones. Estas enfermedades se confirman con pruebas de laboratorio específicas.