Abel Crespo: “La droga en los colegios es una realidad”

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26 Octubre, 2018 a las 23:47 hs.

El padre de Agustín afirmó que su hijo “se inició en las drogas en su colegio” y que directivos escolares le confirmaron la problemática.



En el extenso dialogo que mantuvo con infopico.com, Crespo contó que su hijo Agustín, quien se quitó la vida a raíz de sus problemas con las drogas, “se inició en las drogas en su colegio. Lo digo con plena seguridad porque yo se lo pregunté a él y me lo dijo, yo al principio me costaba creerlo, pero unos días después que falleció vino un amigo de él a mi casa a darme el pésame, un chico que había ido con él al mismo curso, le pregunté cuando se iniciaron con esto, porque el también consume, y me dijo que fue en ese colegio, o sea que tuve la misma respuesta de dos fuentes diferentes”.

“La droga en los colegios es una realidad –afirmó-. Un día viene mi hija y me dijo ‘papá, los chicos en clases se pasan bochitas’, entonces le pregunté bochitas de qué y me dijo ‘droga papá’. Al poco tiempo fui a hablar con la directora y me dijo que sí, que era una realidad, que el problema lo tenían en los baños, donde no había cámaras porque no podían poner y que todo lo que podían hacer era mandar a personal no docente en los recreos a los baños, pero que no siempre podían estar mandando. Dijo que se estaba dando un fenómeno, que gente de lugares más grandes, como Rosario o Buenos Aires, elegían lugares más chicos para vivir pensando que así podrían controlar más fácil a sus hijos. Pero no era así, ella tenía casos en el colegio de pibes que venían de grandes ciudades con problemas y que arrastraban a los chicos de Pico en su problema”.

“Esto pasa también en un colegio nocturno, donde hablé en un momento con la directora y me dijo ‘hay gente que se inscribe únicamente para vender, no hace una sola materia, nada, y en el recreo dejan el auto estacionado y se va la gente para ese lado. Tuvimos que agarrar y sacar una resolución interna donde decía que quien no hiciera un determinado porcentaje de asignaturas no podría reingresar por un transcurso de 3 o 4 años, para poder librarse de ese tipo de gente’. En lo que a mí atañe, en tres colegios distintos me aceptaron la realidad, esa realidad, por eso hay que estar muy atentos”, advirtió.

“Yo no sé si la cosa hoy en día ha mejorado, pero no creo, porque la droga siempre tiende a penetrar más, sobre todo en los más vulnerables. El inicio siempre es el alcohol, marihuana, luego lleva a la cocaína y ya ahí se convierte en un problema, porque el grado de adicción que tiene solamente es superado por la heroína. La dependencia es altísima y el daño social que le genera a la persona es inmenso, porque un chico que tiene una determinada vida se inicia en eso y con el tiempo deja todas las actividades y su mundo es esa droga, piensa todo el tiempo en conseguir los recursos necesarios para poder tenerla y consumirla”, explicó.

“En el caso de mi hijo yo me después de su fallecimiento me puse a leer mucho sobre esto. Con la cocaína cuando vos sos un consumidor crónico y la dejas, una de las cosas que genera es un cuadro de depresión agudo y acciones suicidas en muchos casos. Si yo hubiera sabido antes hubiera comprado antidepresivos, también otro efecto es que genera convulsiones si la dejas de golpe, cosa que le pasó a mi hijo, si me lo hubieran dicho podría haber comprado medicamentos para esto”, lamentó.

Sostuvo que las instituciones que tratan la problemática en La Pampa “no dan resultado” porque, entre otras cosas, la Ley de Salud Mental “en uno de sus artículos dice que tiene que haber un órgano revisor, compuesto por personas destacadas en el tema de derechos humanos, por profesionales de la salud mental, ex adictos y por el papá del adicto. ¿Sabes cuál es el objetivo de ese órgano? Es controlar a los centros de adicciones que funcionan en todas las provincias y eso no existe, se pretendió en 2012 ponerlo en funcionamiento y no hubo forma, hicieron reuniones estériles y todo no quedó en la nada. ¿Esto a quién le conviene? Claramente a quienes manejan estos centro terapéuticos que funcionan en La Pampa, de ese modo no los controla nadie, hacen lo que quieren, cuando internan personas por cualquier cosita los echan como perros”.

“Yo los conozco desde adentro a esos lugares, en Santa Rosa, que mi hijo estuvo 5 meses ahí, yo veía que internaban de repente 5 o 6 chicos de golpe. Resulta que al mismo tiempo yo veía en los periódicos que empezaban los pedidos de fondos a la Secretaría de Políticas de Adicciones de La Pampa, en esa pelea después me di cuenta que buscaban, decir que tenían más gente y por lo tanto necesitaban más fondos. ¿Cuándo recibían los fondos sabes qué hacían con los chicos? Vos ibas a la semana y los 5 o 6 que habían internado ya no estaban más, los habían echado”, afirmó.

Contó por último que “incluso un día me encontré a un chico afuera con el bolsito y le pregunte que le había pasado y me dijo que lo habían echado. Le pregunté dónde vivía, me dijo que en la parte sur de Santa Rosa, así que lleve hasta su casita, un lugar muy humilde, se bajó el pibe ahí y cuando volví se la agarraron conmigo, la directora me dijo que yo no tenía porqué llevar a nadie, así que le dije que dentro de la institución ella mandaba, pero en la calle no me podía dar órdenes de a quien llevar o no. Chocamos mucho con esa señora, hasta que yo quería hacerlo revisar a mi hijo porque lo veía cada vez más triste, estaba mal ahí encerrado, así que fui un día y le dije que necesitaba sacarlo para hacerle hacer controles ahí mismo en Santa Rosa y me dijo ‘si lo vas a sacar, llévatelo’, así directamente, ‘anda a buscarlo y llevalo’. Así que fui hasta la sede de internación, y estaba él con un bolsito esperándome, afuera, sin acompañamiento, ni nada”.