El programa se inició en el año 2010 en dicha municipalidad en una experiencia piloto en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata.
Cristian Adriani, director de la Dirección de Salud de la municipalidad de Berisso, Buenos Aires, fue el encargado de la disertación.
Contó que “fue un trabajo de tres años donde se abordaron un total de 125 carnicerías y se logró hacer el diagnóstico, las intervenciones y las contra verificaciones. Se hicieron análisis bacteriológicos de las superficies de contacto, los productos, las manos de los manipuladores, las mesadas, las picadoras y todos los utensilios”.
Agregó que “más adelante se realizaron capacitaciones colectivas in situ ,es decir, en cada carnicería. Luego de todo este trabajo se hizo nuevas tomas de muestras donde se verificó las mejoras que fueron de un 40%, entre el 2010 y 2014”.
Aseguró que “estas mejoras tienen que ver con las buenas prácticas de higiene, manufactura, de manipulación en general además de cómo se recibe la mercadería y también un poco de cuáles son los derechos que tienen los comerciantes a exigir una materia prima de calidad, porque el frío se paga, la calidad se paga”.
El profesional sostuvo que con este tipo de prácticas se están derribando algunos mitos existentes y dió algunos ejemplos como que “el no bañarse, crea una película protectora en el cuerpo y que el MIP que es el Manejo Integrado de Plagas permite incluir a un gato en el interior de los establecimientos”.
Por último afirmó que estas capacitaciones también están dirigidas a los consumidores porque así ellos pueden exigir las mismas pautas de qué es lo que tienen que ver en las carnicerías para poder estar cerca de lo que es algo saludable e inocuo.
