Sergio García es un joven mecánico que en el año 2011 quedó parapléjico luego de caer con su moto a un pozo sin señalizar. Desde hace un año y seis meses vive en una carpa en la Ciudad Judicial de Santa Rosa a la espera de justicia.
Desde que llegó a ese lugar, se le deterioró su silla de ruedas. Le prestaron una. La reparó y modificó gracias a sus conocimientos de mecánica. Pero al poco tiempo no pudo utilizarla más porque no estaba fabricada para su cuerpo. Hizo trámites en el PAMI para tener la suya. La obra social nacional se tomó su tiempo para resolverle la situación.
Un año y medio, nada más. Durante ese tiempo, Sergio no sólo tuvo que esperar sino también presentar un recurso de amparo para que le continuasen el pedido. “Fue complicado el trámite. Al principio no me lo tomaban y dada la demora y las negativas, tuve que interponer un recurso de amparo. Después sí me llegó la silla”, contó cómodamente sentado en ella. “Cada persona con cierta discapacidad necesitamos una silla especial. Eso evita que nos lastimemos, como me pasaba con la anterior”, cuenta Sergio.
Respecto a su causa, aseguró que sigue en la mesa de entradas a la espera del sorteo para que comience. “Hace un año que está de apelación en apelación”, relató. “Hoy fui a cámara y me dijeron que sigue en mesa de entradas. Hace ya tres meses que está ahí”, aseguró. No se esperanzó en que este año se pueda resolver su causa, aunque dejó en claro: “de acá no me muevo”, finalizó.