María Rosa Cuello, de profesión militante

thumb image
4 Febrero, 2018 a las 17:19 hs.

Con 32 años recorriendo los barrios, la afiliada del PJ ya es una referente en la militancia partidaria local.



El militante de todas las épocas es exactamente el mismo, es un ser humano extraordinariamente fogoso, el militante está siempre delante de todos los otros, es el que piensa, es el que grita, es el que en una reunión dice no, no es así, no estoy de acuerdo.

Si hablamos de mujeres que militan tenemos que hablar de María Rosa Cuello. Nació en General Pico, hija de Alberto Martin Cuello y Rosa Argentina Aguilar. Creció rodeada de 7 hermanos, Carlos, Ricardo, Hugo, Edgardo. Horacio, Roberto y única hermana mujer también fallecida de nombre Lili.

Hizo la escuela primaria en la Escuela 12, que estaba en la calle 6 entre 21 y 23. Su primera maestra fue Olga López, la hija del peluquero el barrio El Molino. Recuerda que su niñez fue muy linda, su casa de la infancia en ese entonces estaba ubicada en calle 102 entre 33 y 35. Su padre albañil, su madre ama de casa, con tantos hijos y una casa tenía mucho trabajo, eran otros tiempos recuerda María.

Una infancia sencilla, humilde pero donde nunca le faltó un plato de comida, un tiempo, y un barrio donde fue muy feliz.

La militancia de María comienza en el año 1986 siempre acompañando a Carlos Verna, y se le pinta una sonrisa cuando nos aclara que toda su familia, o por lo menos la mayoría, son Radicales. Los únicos peronistas de la familia eran Lili, su hermano menor y ella. Lili llego a ser concejal en Agustoni.

Nos dice María que “para ser militante tenés que llevarlo muy dentro de tu corazón, yo aprendí a militar de la mano de Mingo Aragonés, el me enseño todo. Cuando yo empecé a militar lo hacíamos desde la Fundación Evita que estaba en la calle 9 entre 116 y 114 donde ahora está la posta. Trabajaba con muchos compañeros, éramos muchos nos divertíamos, un grupo grande y muy unidos, nuestros dirigentes eran: Verna, Marín y Carlos Aragonés”.

“Salíamos a caminar los barrios aunque lloviera junto con Verna y la gente nos convidaba café, mate y tortas fritas. Volvíamos embarrados y mojados pero lo hacíamos con tanta alegría que no nos importaba. Todos los viernes cenábamos juntos en la fundación, salíamos hacer pegatina a la noche hasta las 3 o 4 de la mañana. Fueron años de gran militancia”, recuerda Maria.

También reconoce que tuvo que dejar cosas de lado, pero no le importaba. Porque para ella la militancia es su felicidad y agradece que sus dos hijos más grandes y su marido la apoyen en todo. Entre risas, María nos cuenta que “en tiempo de campaña los dejaba solos y a veces ni comer les hacía, se las tenían que arreglar, jamás un reproche siempre apoyando en todo momento”.

“Estuve trabajando en los comedores durante 19 años y en el Servicio de Base hace ya 11 años”, recordó. Reconoce que en los comedores fueron los mejores años porque le gusta trabajar con chicos. En su trabajo en la Base del barrio Roca porque está en contacto permanente con la gente y su referente o jefe como ella lo llama es Daniel López. Además, nos cuenta que está muy orgullosa de él, y aparte de ser su amigo es un excelente jefe y persona. Anécdotas muchísimas y como buena militante mantiene en secreto.

Su familia está formada por su marido Juan y sus cuatro hijos Armando. Natalia, Nahuel y Facundo, sus nietos Bruno, Luana y Jeremías. Sus hijos mayores desde los 14 años militan junto a María y todos fueron afiliados como corresponde a los 16 años. Para finalizar nos cuenta que es muy feliz y tiene un propósito político y cuando se me cumpla quizás deje de militar.

Antes de despedirnos nos dice que “ahora somos un grupo más chico en el barrio trabajando militancia pero la gente nos recibe siempre con los brazos abiertos y casi todos son peronistas lo quieren mucho a nuestro gobernador actual. Siempre estuve en la misma línea “la de Verna”, jamás le trabaje en contra y así será hasta el último día”.