¿Verna 2019?: de congelados a desdoblados

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1 Diciembre, 2017 a las 18:00 hs.

Por Norberto G. Asquini

 



La realidad política actual tiene dos evidencias en este final de 2017: en lo nacional hay un cambio de época, un nuevo ciclo político, que lo tiene a Mauricio Macri como protagonista y si su situación se mantiene, irá por la reelección; en lo provincial, la centralidad del gobernador Carlos Verna como conductor del peronismo y garante para sostener al PJ en el poder en 2019. 

El garante y el debate congelado 

Ya es algo que pocos discuten: quieren, apoyan o pretenden que Verna vaya por la reelección en 2019. Falta y él no lo va a reconocer, pero todos dan su continuidad como un hecho. O una necesidad para el PJ. El ajustado resultado de 2017 y la posibilidad de reelección del presidente Macri, lo dejaron como la figura central del justicialismo pampeano. ¿Es prematuro pensar entonces en 2019? No, no falta tanto. Unos 15 meses para las definiciones. Aunque pongamos también algún paño frío: hay imponderables y hasta algún arresto de imprevisibilidad del mandatario, como sus renunciamientos políticos, pero dejemos eso para cuando ocurra.

Esa centralidad de Verna en la política provincial congela cualquier debate o interna en las filas del peronismo. La posibilidad de su reelección aleja el síndrome del “pato rengo” y cualquier crisis de sucesión. Su figura resalta todavía más cuando ningún otro dirigente justicialista está a su altura para pensar en un posible sucesor o le pueda competir. Y, como decía Néstor Kirchner, “poder es tener siempre una reelección, caja y obra pública”. Reelección tiene, caja y obra pública parece que llegarán en 2018 tras el pacto fiscal.

Su figura ordena, aún con disidencias, hacia abajo a todo el peronismo. Lo que encierra toda una paradoja: el hombre de las internas, que las jugó todas (y las ganó: marinismo, jorgismo, kirchnerismo), ahora es la garantía de la unidad. ¿La madurez del conductor? Todos los colores, todas las líneas y tendencias estuvieron detrás de la lista que impulsó el 22 de octubre. Salvo los que saltaron el charco a Cambiemos o los que intentaron agitar algún kirchnerismo y quedaron reducidos al último rincón testimonial. 

Pensando en el desdoblamiento 

En este nuevo ciclo político inaugurado por Cambiemos, en el que sube la aprobación en la imagen del presidente Macri después de ganar las elecciones, a pesar de las reformas y los ajustes, Verna debe acomodarse. Sin elecciones en 2018, será tiempo de gestión y política entre Nación y las Provincias, entre la Casa Rosada y los gobernadores. Un escenario donde hay más incentivos para cooperar que para desafiar políticamente al gobierno nacional cuando se comienza a pensar en 2019 y en repetir mandatos.

No es extraño entonces un Verna más dialoguista, pero no por eso callado. No solo frente a la posición de fortaleza de Macri, sino ante un panorama de debilidad de la oposición, y sobre todo del peronismo nacional. El PJ está revuelto y fragmentado: bancadas dispersas en el Congreso, el kirchnerismo cercado por la Justicia y desfilando por los tribunales, la pelea por la presidencia del PJ bonaerense que mostró las tensiones internas, una oposición sin referencias nacionales hacia 2019 y con sus figuras discutidas como CFK (tiene los votos bonaerenses y es la que más mide frente a gobernadores con pretensiones, pero también cosecha resistencias en la dirigencia, se le oponen en el Congreso y tiene una alta imagen negativa en las encuestas).

Verna es el conductor y garante de 2019, pero enfrente está Cambiemos y la boleta de Macri que quiere repetir. Por eso, algo en lo que piensan algunos dirigentes es en el desdoblamiento de las elecciones. Una fecha para los cargos provinciales y otra para los nacionales (que ya están establecidas por ley). Situación que pocas veces ocurrió en La Pampa, pero sucedió. Se anularía así el efecto arrastre de la boleta presidencial al evitar la nacionalización. Para la oposición, Verna está obligado a esto. Aunque el mandatario no ha compartido con su entorno si piensa o no en esta posibilidad, hay dirigentes del PJ que ya le están adelantando esa estrategia electoral para considerarla en 2019. El PJ pampeano hace bien en “alambrar” la provincia, apostar al “pampeanismo”. Y esta es una máxima del manual vernista. 

Alguna alarma encendida 

Verna ganó bien la elección remontando un resultado adverso y enfrentando una ola electoral que barrió con muchos dirigentes, fortaleció su figura y lo dejó posicionado hacia 2019. El resultado disparó festejos, pero también interrogantes. No todo es “color de rosa”. Hay voces que marcan algunas advertencias frente a la ajustada elección del PJ en octubre. Estas son más por lo bajo que públicamente.

Algunos dirigentes peronistas advierten que la centralidad de Verna y las principales decisiones que pasaron por sus funcionarios dejó sin juego a las demás líneas. Hay intendentes que piden más atención, aunque es una regla que a los jefes comunales nunca les es suficiente la plata, llegue lo que llegue. Otro tema a debatir es la brecha comunicacional de los dirigentes del PJ con las nuevas generaciones de votantes y cómo solucionarlo, lo que enciende una alarma a futuro para seguir siendo una fuerza competitiva. Por supuesto, es natural que esas voces que piden pista y oxígeno surjan entre quienes asumen una identidad propia en el PJ. Diferenciarse no significa no cooperar. El vernismo tiene gestión para hacer política, el resto debe fortalecer sus espacios.