22-O: El viraje del tono, el empate y el voto contagio

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25 Septiembre, 2017 a las 15:00 hs.

Por Norberto G. Asquini



En los dos polos políticos planteados en La Pampa tras las primarias, el Partido Justicialista y Cambiemos, hay quien se da más ganador o menos perdedor, pero subyace de cara al 22 de octubre, una sensación de empate, muy difuso, pero empate al fin. Es en parte por la incertidumbre de lo que pueda pasar ese domingo y porque todavía es muy temprano para empezar a medir el nuevo clima electoral. Frente a esto, el PJ que debe descontar, ha tomado la iniciativa; mientras Cambiemos, que busca su consagración, por ahora realiza movimientos de bajo impacto.

 

El nuevo tono de campaña

El gobernador Carlos Verna se puso al frente de la campaña. Visita pueblos sin pausa, sonríe a todos y sus palabras se viralizan al resto de la provincia. Lo que más ha llamado la atención en esta etapa ha sido el viraje discursivo. No es un cambio de rumbo, pero ha matizo su mensaje. Verna, como ocurrió con la obra del Bajo Giuliani en la ruta nacional 35, convoca al gobierno nacional a trabajar en conjunto, no menciona al presidente Macri y no choca. Mira durante su visita a Intendente Alvear al jefe comunal radical en el acto que comparte y luego resalta las acciones llevadas adelante entre ambas gestiones, en contraste con Nación. Ha encontrado un tono más moderado y propositivo. Pero no por eso deja de mencionar la discriminación en la llegada de fondos de Nación a la provincia, los reclamos por la falta de atención o las medidas que afectan a las jubilaciones provinciales o a la educación pública.

Hay en este discurso una línea definida en su gestión: si llegó en 2015 al gobierno planteando la defensa de La Pampa frente al poder centralizador y dominante de la caja del kirchnerismo, ahora sostiene ese mismo discurso frente a otra administración nacional que considera que no beneficia a la provincia con sus medidas.

 

El uso de la grieta

El PJ salió en esta campaña a la caza de los votos que se le escaparon en las primarias. Ya pasaron las PASO, se hizo la autocrítica correspondiente y se dio vuelta esa página. Ahora, para el PJ, para todo el peronismo, es necesario y prioritario ganar el 22 de octubre.

El justicialismo busca desalentar la grieta nacional -o bonaerense- entre macrismo y kirchnerismo, que condiciona al resto de las provincias. El periodista Martín Rodríguez indica que “en el uso de la grieta todo oficialismo corre con ventaja y toda oposición corre en ojotas”. Y en esta elección, el oficialismo nacional es Cambiemos. Por eso el justicialismo quiere dejar en claro que la disputa central del 22 de octubre en La Pampa es por los intereses de la provincia frente a la Casa Rosada. Cambiemos deja hacer, y los medios porteños ayudan a su estrategia. Macri se enfrenta al kirchnerismo como variante del peronismo, y sus dirigentes quieren que esa grieta se traslade a territorio pampeano.

La campaña también se ha “limpiado”, despejado de discursos y precandidatos que en las primarias llevaron a hacer confuso el escenario electoral. Si el justicialista Ariel Rauschenberger era uno de tantos en el PJ y no era reconocido como el candidato de Verna, si Cambiemos sumó votos de todos lados con tres boletas competitivas, ahora están frente a frente solo dos listas bien definidas.

Cambiemos busca fidelizar el voto que sumaron sus tres listas en las primarias. Por ahora su campaña no es visible. Los movimientos son subterráneos. Parece estar a la espera del empuje final de las últimas semanas. Casi la misma campaña que se despliega en otras provincias. Mostrar la gestión nacional, y la de Provincia de Buenos Aires, es la estrategia. Macri va a Buenos Aires a actos puntuales mientras se “timbrea” las zonas más prioritarias para el macrismo.

 

Remontada o batacazo

Igualmente las dudas sobre lo que pueda ocurrir el 22 de octubre no están despejadas. El peronismo se muestra unido y sin fisuras. Apuesta a los votos que pueda restarle a Cambiemos, a los apoyos radicales que se puedan fugar al Frente Progresista o atrayendo electores que no fueron a votar o lo hicieron en blanco. En el PJ juegan a la unidad frente a la fragmentación opositora. Hay una realidad en el PJ: los votos de Rauschenberger, aunque no alcanzaron en la sumatoria de todo el PJ para imponerse a los de Cambiemos, fue el mayor caudal que obtuvo un candidato, y ese es el piso del que parte su boleta. El respaldo a Cambiemos estuvo repartido y habrá que ver el comportamiento de ese votante.

Cambiemos es el que quiere dar el batacazo en la final. Fue sorpresivo el resultado favorable de agosto, pero los puntos, y las bancas, se juegan en un mes. Debe consolidar para su candidato Martín Maquieyra el voto de las primarias, que fue numeroso, pero también fue muy diverso. Otro resultado similar habilitaría las posibilidades del secretario de Deporte, Carlos Mac Allister, para encabezar la oposición en 2019.

Su dirigentes afirman que el resultado a favor de las PASO, tanto en lo provincial como en lo nacional, atrajo a peronistas desencantados a brindar respaldo a su candidato por lo bajo y alentó a los radicales críticos a dejar sus prejuicios. Para sus estrategas, se rompió el mito de la invencibilidad peronista, y observan que van a ayudar las variables económicas nacionales que están estables y el viento a favor en territorio bonaerense. Solo resta saber si la receta para ganar en agosto, el “voto contagio” de quienes no quieren la “vuelta del pasado” kirchnerista, resultará en octubre.

Los y las dirigentes del PJ y Cambiemos, y también de otras fuerzas, coinciden en sus afirmaciones de que su lista tendrá más votos que en agosto. Ambos polos buscan además que esa “mayoría silenciosa” que define las elecciones les de la victoria dentro de un mes. Habrá que ver quién se queda finalmente con ese voto estratégico.