“Nacho” Paublasa: Con el alma y el corazón en la pista

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18 Septiembre, 2017 a las 13:30 hs.

Ignacio “Nacho” Paublasa es uno de los tantos chicos que compiten en los Juegos Deportivos Pampeanos y que podría pasar casi desapercibido en alguna de las actuaciones, como cualquier adolescente que participa de esta etapa a nivel provincial.



Pero, ahí apareció “Nachito”, en la pista, vestido de manera simple, sencilla, con sus zapatillas de fútbol 5, las cuales lucía orgulloso, aunque en este caso, en lugar de darle a la redonda, le exigiría a sus piernas el mayor esfuerzo en 80 metros. Sí, en tan solo 80 metros, debía dejar atrás un sinfín de vestimentas y zapatillas con clavos, de esas que se usan en la alta competencia, y en la de acá también. Pero él no las tenía. Poco le importó a la hora de presentarse en la pista de atletismo.

Y a la hora del sonido de salida, las piernas de Nacho cobraron vida propia volando sobre la pista para en esos 80 metros, dejar absolutamente todo, aun sin clavos de agarre, ni la costosa vestimenta que no podía lucir y al finalizar esos 80 metros en la final, se encontró con que la única que le podía competir era su propia sombra…los demás, venían demasiado lejos.

Y se calzó la medalla, orgulloso, pecho inflado frente a sus amigos y compañeros, mientras unas lagrimas rodaban por el rostro de una profe de educación física que lo conoce de chiquito, que sabe de sus valores como ser humano  y aptitudes deportivas.

Y no conforme con eso ese chiquitín, tímido, que ni el siquiera conoce cuál es su techo, “enfiló” hacia otro sector de la pista de atletismo, y se paró en la zona destinada al salto en alto…y como también le tocaba participar, volvió a tener ese diálogo silencioso consigo mismo, como si a esa altura, pedirle más a sus piernas, fuera demasiado.

Pero nadie conoce la fuerza de su propia alma, hasta el momento en que la debe usar.

Y ese momento volvió a llegar. Se paró frente a la varilla que media la altura, acomodó el cuerpo y en pocas “zancadas” estuvo mano a mano con ella. Y en el momento en que su cuerpo se elevaba para dejar atrás la medida dispuesta por los jueces, entendió que podía dar más. Y repitió eso una y otra y otra vez, para terminar primero por lejos, sacándole casi 20 centímetros a su escolta.

Y nuevamente el podio lo vio llegar a lo más alto. Y con una sonrisa tímida, mostró su medalla para la foto…mientras la procesión iba por dentro.

Tiene apenas 14 años, vive en Realicó, un potencial atlético tremendo; solo falta ese pequeño gran apoyo, que debe aparecer desde el Estado o desde el ámbito particular, para que ese inmenso potencial, no se pierda, aunque en algún momento las “zapas” de fútbol 5 dejen paso a las con clavo…ahí se sabrá si ese tremendo corazón que apareció en pista…sigue estando.