Marta Inés Clauzure: Maestras que dejan huellas

thumb image
11 Septiembre, 2017 a las 18:28 hs.

Su vida docente está totalmente identificada a la Escuela de Luján. Allí comenzó su carrera y la cerró ocupando el cargo de directora. Ahí, compartió su vida y dejó una huella imborrable.



Los recuerdos de Marta nos trasladan casi al inicio de la escuela Nuestra Señora de Luján, con el Cura José (Grigioni),  que desde el año 1956 luchaba por construir la capilla y una escuela , en un terreno de barrio Este, que había comprado el padre Farinati en 1943, junto a la Plaza España.

Recordamos que la  obra se hizo en distintas etapas con la colaboración de toda la comunidad.  Sus hermanos que eran exploradores participaban en las actividades de la escuela y esto hace que Marta se ofrezca como maestra y según ella tuvo  la suerte de poder pertenecer a esa hermosa etapa.

Marta cuenta detalles, a través de una prodigiosa memoria, cómo nace la escuela, para que fue creada y su  trabajo como maestra primeriza, donde creció y cosechó amistades que conserva hasta hoy.

En la actualidad,  disfruta del afecto de sus alumnos a través de la tecnología, por las redes sociales mantiene un diálogo permanente con algunos de sus alumnos donde recuerdan anécdotas vividas en su querida escuela Lujan.  

También recuerda con mucho cariño su paso por la escuela para adultos que comienza en un año en que la escuela de Luján cierra por unos meses y como  Marta una vez recibida de maestra había cursado  el profesional de mujeres, obtiene el titulo de profesora de  corte y confección como estaba inscripta para adultos. Allí trabajó durante 24 años. Si bien califica el trabajo  como  muy distinta al realizado en la Escuela de Luján, la experiencia fue muy valiosa.

Agradece a la vida de haberle dado un fiel compañero como Alberto Massara (que ya no está a su lado) quien la acompaño en toda su etapa como docente, con quien tuvo tres hijos, Ileana que es bibliotecaria de la Estrada, Gabriel que es diseñador grafico  que vive en Súnchales Santa Fe y Pablo que es kinesiólogo. Orgullosa nos cuenta que tiene cuatro nietos: Valentina que es su fiel compañera, Bautista y Gina que viven en Súnchales y Santino que tiene cinco años.

Según Marta no hay que quedarse con el pasado. Uno envejece como ha vivido. Si la vida se ha pasado entre el corre-corre del trabajo y se ha dedicado poco tiempo a construir una relación sana consigo mismo, la jubilación se convertirá en retirada y no en principio. Marta ha sabido construirse  en su tiempo de docente de   amistades, redescubrir pasiones,  aceptar sus límites y algo bien importante: volverse amigo del tiempo que se tiene. Es así que hoy ya jubilada participa de talleres de tallado de madera y bordado mexicano.   Ser maestra para ella es todo, es dar y recibir, hoy en día los tiempos son otros,  llegan cambios, todo va evolucionando y hay que adaptarse a los nuevos desafíos.