Los pronósticos son sumamente desalentadores por lo que la actividad futbolística de mañana corre peligro.
Cada vez que llega un fin de semana futbolero y el cielo se pone gris surge el temor de qué pasará con el desarrollo de la actividad. Sabido es que de por si los campos de juego de la Liga Pampeana no cuentan con sistemas de desagote como los de las categorías de elite, por lo que drenar el agua caída es cuestión puramente de las cualidades del terrenos.
Ya en el pasado, con lluvias que no fueron demasiado intensas, la actividad debió suspenderse por las canchas inundadas. Con el contexto de las inundaciones en la provincia y las napas a escasos centímetros de la superficie, el riesgo de interrupción de la actividad creció considerablemente.
Si bien hasta el momento no precipitó de forma importante, el Servicio Meteorológico Nacional prevé que caigan entre 40 y 100 milímetros, sobre todo en la jornada del domingo. Esto obligará a estar atentos a las decisiones que se tomen. Seguramente que si se dan esos valores sea la propia Liga la que determine la suspensión de toda la actividad, en cambio si los valores son menores serán los árbitros quienes tendrán la potestad de salir a los campos de juegos, tirar la pelota sobre el mismo y decidir. El reglamento es claro, si el balón pica y rueda, se juega; si el esférico no rebota o no corre, se pospone el encuentro.