Primero asesinó a su mascota, luego mantuvieron una discusión y finalmente lo hirió gravemente. Irá 3 años a prisión.
El juez de control Alejandro Gilardenghi condenó hoy a Félix Olguín a la pena de tres años de cumplimiento efectivo, como autor material y penalmente responsable del delito de lesiones gravísimas, ya que el 13 de abril pasado apuñaló a YYA en Rancul.
La resolución del magistrado fue dictada como consecuencia de un acuerdo de juicio abreviado alcanzado entre la fiscal Verónica Campo, el defensor oficial Alejandro Caram y el propio imputado, un empleado municipal y changarín de 41 años que aceptó su culpabilidad.
Con las pruebas incorporadas al expediente, Gilardenghi dio por probado que ese día, a las 10, Olguín “ingresó al predio rural La Barraca, ubicado a aproximadamente 500 metros de Rancul, propiedad de la familia Alí, y allí sorprendió e hirió a YYA con un cuchillo en el cuello, en un brazo y en el antebrazo izquierdo”.
Agregó en el fallo que “cuando el damnificado intentó defenderse y arremetió contra el imputado con una varilla, éste le dio una puñalada en el tórax. A logró tomar ventaja con respecto a Olguín y comenzó a correr hacia la vivienda que se encuentra en el predio, mientras el imputado lo seguía y le gritaba ‘voy a terminar con vos, a mí no me importa nada, a mis hijos los tengo criados’”. En ese momento la víctima estaba cambiando los alambres de los boyeros.
El propio Olguín fue quien llamó a la policía y cuando llegaron los dos agentes a cercanías de unos galpones –no al lugar del hecho– lo vieron con sangre en su rostro, de acuerdo al parte de novedades. El acusado adujo que había tenido una pelea con la víctima y que “le tiré un puntazo”.
Por un perro muerto
Una vez detenido, otros policías fueron hasta La Barraca y ahí un familiar de A les informó que un hermano de YYA lo había trasladado en una camioneta hasta el hospital local. Luego fue derivado a una clínica de Realicó y posteriormente al hospital Centeno de General Pico, donde su vida llegó a correr peligro. Ese hermano, al declarar, expresó que el conflicto entre Y y Olguín se había originado porque un perro de éste último mataba los animales del primero, por lo que el damnificado mató al perro de un tiro.
Olguín, al dar su versión de lo ocurrido, confirmó que A le había matado a su perro el 28 de marzo, cuando el animal se metió en su predio y subrayó que, a partir de ese día, la víctima lo buscaba para pelearlo. En una ocasión, en un boliche, le dijo “salí para afuera, cagón”.
Acotó que antes de ese incidente no habían tenido problemas y que como él trabajaba a pocos metros del campo de los A, el día de la agresión lo vio y se acercó para preguntarle dónde había enterrado al perro. De acuerdo al relato de Olguín, la víctima se enojó y le tiró “dos varillazos”. Entonces él sacó el cuchillo que llevaba siempre en la cintura y Allí hizo lo propio, arrojándole puntazos. Olguín se defendió y así fue cómo lo hirió, acotando que no tuvo intenciones de matarlo.
Cuando el Ministerio Público Fiscal le informó a la víctima de la vía alternativa alcanzada para solucionar el conflicto, A no manifestó oposición y solo mostró su interés para que se dictara una sentencia condenatoria, sin importante de qué modo se llegaría a ella.