Cambiemos: Todos contra Torroba o la estrategia del águila

thumb image
26 Junio, 2017 a las 14:21 hs.

Por Norberto G. Asquini

 



Cerraron las listas en La Pampa para competir por tres diputados nacionales en las elecciones legislativas y habrá tres “internas” en las primarias del 13 de agosto, si es que el Cambiemos pampeano no acuerda antes de este miércoles. Una primaria será en el PJ, sin sorpresas, con la lista del consenso entre las líneas mayoritarias y cuatro testimoniales; otra en el Frente Progresista acordada de antemano que será la tercera opción electoral; y la que está en veremos, que será la central de concretarse, la del Cambiemos pampeano, por sus implicancias políticas a corto y largo plazo a raíz de la dura disputa, casi carnicera, que afrontará. La de Cambiemos será, en gran medida, la interna radical trasladada al resto de la sociedad. 

La película conocida 

Cuatro listas se presentaron el sábado 24: dos radicales, dos del PRO. El película es conocida por todos: había un acuerdo y la venia nacional del macrismo para lograr una lista de unidad con un candidato radical a la cabeza que llevara la marca de la alianza del presidente Mauricio Macri en La Pampa. Solo se consiguió dejar inscripta la marca.

El candidato natural era el diputado radical Francisco Torroba, quien mide más en las encuestas previas, y así lo hace notar. El PRO local y el macrismo nacional estaban de acuerdo. Los representantes del radicalismo cerraron el frente, pero sin lista de unidad. Surgió otro precandidato, el diputado Martín Berhongaray, que también pretendió ser el elegido, amenazó con ir a internas, y finalmente cumplió. Hubo negociaciones y pedidos de renunciamiento, pero hasta ahora, mientras negocian a contramarcha sus dirigentes, la tradicional interna radical se va a disputar el 13 de agosto en las PASO. El PRO decidió entonces presentar una lista pura con el diputado Martín Maquieyra a la cabeza y el apoyo del macrismo nacional, y habrá otra nómina amarilla en la que Darío Casado se juega la personal. 

Espaldarazo de los amigos 

Berhongaray no está solo en la disputa contra Torroba, que hasta fue buscada. El presidente del partido, Hipólito Altolaguirre, jugó siempre a ganarle a Torroba, ya fuera que lo bajara el macrismo o disputándole la elección. La conformación de ambas listas lo dicen todo. Torroba fue preparando el terreno para su reelección desde el año pasado para sostener su espacio de poder en la provincia con la reelección. Fijó su estrategia apoyándose en su línea Azul con la piquense Patricia Testa acompañándolo en la boleta como en 2015, y el nivel de conocimiento que tiene en la sociedad. Es apoyado por su par Daniel Kroneberger.

La lista de Berhongaray congrega a los mismos sectores que enfrentaron al sector de Torroba en la interna radical en diciembre de 2016. Una de ellas es la intendenta realiquense Roxana Lercari que va en la fórmula. Es la lista del “todos contra Torroba”, algo que el aludido quería evitar. Detrás se suman desde los Altolaguirre hasta el senador Juan Carlos Marino, quien la juega moviendo los hilos desde su oficina en el Senado, y grupos locales como en General Pico.

Las características de ambos dirigentes marcan además dónde están dirigidos a conseguir votos. Torroba busca el apoyo independiente por fuera del marco partidario donde tiene su reconocimiento, Berhongaray en la estructura que le va quedando al radicalismo. Maquieyra va a ir por el voto de apoyo al presidente Macri, y no es mala estrategia concentrar ese electorado para un candidato opositor al PJ en La Pampa. 

La estrategia del águila 

Del lado de Torroba y del PRO apuntan a que esta interna forzada que deberá enfrentar el Cambiemos pampeano ha sido parte de la estrategia de Altolaguirre de avanzar contra todo sin importar las consecuencias. Aunque después le duelan los golpes, como con el PJ. El escritor español Arturo Pérez-Reverte describe en su libro “La sombra del águila” un suceso basado en las guerras napoleónicas en Rusia. Ante la inminente derrota, un batallón del ejército francés intenta desertar y corre hacia las tropas rusas. Los soldados del zar, pensando que se trata de un ataque masivo, comienzan a dar marcha atrás, y el resto de los franceses arremete al ver avanzar al pequeño grupo, al que cree héroes, hasta ganarle la batalla a las filas zaristas tomadas por sorpresa.

Esta digresión literaria semeja la estrategia de los Altolaguirre. Críticos a las alianzas con otros partidos, defensores de la Lista 3, se enfrentaron en la interna de 2015 a la boleta de Torroba para la intendencia de Santa Rosa y le ganaron. Con un PJ fragmentado y dividido, también se hicieron con la municipalidad. Y en diciembre de 2016, Poli Altolaguirre peleó la interna partidaria de la UCR contra el sector que representaba a Torroba, y la ganó. No fueron muchos votos de diferencia, pero sí quedó patente el heterogéneo arco opositor a Torroba que representaba su lista. Con esos antecedentes, rompe y avanza. Hasta poniéndose en contra al macrismo nacional que le puede llegar a hacer pagar algún costo. Ahora llegó el momento de intentar sacar de la cancha a la principal referencia del radicalismo dejándolo afuera del Congreso y de 2019. La disputa no es ganar al PJ o al PRO, es hacerse con el radicalismo y la llave para las candidaturas dentro de dos años. Las negociaciones siguen para hacer una lista de unidad, pero la condición es que Berhongaray sea el candidato que encabece. 

Mirando hacia 2019

Este desprolijo cierre del Cambiemos pampeano clarifica algunas otras cuestiones a futuro. Dirigentes no peronistas hablan de construir una alternativa al justicialismo que hace 34 años gobierna la provincia, pero frente a un objetivo mayor siempre priman los intereses sectoriales y personales. El discurso de “ganarle al peronismo” que se sostiene en la actualidad es solo una táctica electoral que trata de encubrir la disputa interna -además de la incomodidad de convertirse en los representantes de Macri en La Pampa-.

El PRO fue coherente en esta coyuntura en allanar la posibilidad de una alianza de cara a 2019. Era hora de mostrar unidad al electorado para convertirse en una opción de poder. El radicalismo decidió dirimir sus propias diferencias antes que unirse. Parece quedar demostrado con este cierre que el internismo y la heterogeneidad juegan en contra de la posibilidad de un gran frente que pueda disputarle la gobernación de igual a igual al PJ. Una sombra para futuras negociaciones. El cierre de listas, salga como saliese, fue casi a pedir del gobernador Carlos Verna. El principal frente de oposición está fraccionado y su candidato, si hay unidad en agosto y sino el que queda para  octubre, va a tener que lidiar con el voto de los dolidos y enojados. A priori, 2017 parece haber sido otra oportunidad perdida para la oposición.