Cristina Delia, más conocida como Cris Fernández, es nacida y criada en Avellaneda del gran Buenos Aires, llegó en el año 1981 a General Pico. Es hija de Juana Gómez y Hugo Manuel Fernández, ambos docentes.
Su esposo era ingeniero electrónico y entró a trabajar en la antigua Entel, (lo que es ahora Telefónica) y lo destinan a General Pico. Madre de una sola hija quien es bióloga marina y además cuenta con un doctorado en Chile y con un pos doctorado en EE.UU, lugar en el que vive. No tiene nietos todavía, comenta con cierta ironía porque su hija y su yerno están muy enfocados en cuestiones científicas y al trabajo.
Cristina viene de familia de docentes, padres, tíos conectados a la educación. Se jubiló en 2012 después de 25 años de profesión como decente de secundario y terciario. Ahora sigue con su profesión de abogada y mediadora.
El presidente de la Comisión de Apoyo de la Biblioteca Héctor Ferrari, la destaca a Cristina como una de las personas más asiduas a la Biblioteca y que promueve el hábito por la lectura.
Cristina se considera adicta a los libros, en el 2015 ganó el premio de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares como lectora ejemplar en todo el país. En ese año había sacado 158 libros más los que había leído sumaban un total de 200 ejemplares.
En el año 2016 hizo lo mismo. En total retira cuatro libros por semana. No tiene preferencias determinadas. En general le gusta la nueva literatura pues hay muchos autores y autoras nuevas que le interesan por su nivel de escritura y los temas que abordan. De escritores pampeanos también lee y ha publicado algunos de ellos. Cristina también es poeta y cuentista.
Es maquinista y editora en jefe de las Letras en el Andén que en noviembre del año pasado cumplió 15 años.
En 1995 empieza con una iniciativa loca; un café literario en General Pico (Via Loft), donde ahora esta Juventud. Se juntaban una vez al mes y saca su primera revista escrita a máquina, después ya computarizada durante cuatro años hasta que al final bajo la persiana.
Después arrancó con la revista en la web. Al principio enviaba por mail y ahora tiene una página y desde entonces se empieza a relacionar con mucha gente del extranjero, que de pronto buscando en internet, encontraba el trencito.
Cristina cuenta que ya tiene planificada una rutina. Después de almorzar lee una hora más o menos, luego a la noche mira un poco de tele y sigue con la lectura, a veces se engancha tanto que se hace de madrugada, cierra el libro y apaga la luz como con bronca, señala, (entre risas).
La ventaja es que se considera una lectora rápida que gracias a los años de docencia, cursos y experiencia de vida se le hace más fácil.
Siempre tuvo el hábito de leer; desde muy pequeña estuvo rodeada de libros y creció sin tv hasta los 12 años. “Mis padres al lado de la cama siempre tenían un libro”. Y recuerda que vivió cinco años sin televisión y se dedicó a releer toda su biblioteca.
“Es una satisfacción enorme el reconocimiento, a veces me hacen bromas; ¿te vas a llevar el libro mas finito?. ¿Te lo vas a terminar muy rápido?, me preguntan; lo cual a veces es cierto, me dedico a releer los libros de mi casa, porque a veces me da vergüenza venir tan seguido a la biblioteca”, señala.
“En mi casa libros hay de sobras, hay una necesidad adentro mío imperiosa de leer.”
“Me encanta cocinar y estoy en el coro de la Asociación Italiana. Fui por muchos años profesora de música, me gusta cantar en grupo. Tengo para entretenerme, y no me aburro.”
Para finalizar Cristina nos dice: “Te agradezco por la charla y me parece una motivación a mis conciudadanos de Pico para que lean. Hoy por hoy el que no lee realmente es porque no tiene ganas. Tenemos una biblioteca estupenda maravillosa, renovada con literatura muy diversa y una cuota muy accesible. Yo entiendo que las nuevas generaciones andan con los deditos en el celular, pero bueno hay hacer tiempo para todo, si vos sabes administrar tu tiempo, con una hora que leas por día ya es un montón”.