Márgenes y espesor de la polarización en La Pampa

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18 Mayo, 2017 a las 18:10 hs.

Por Norberto G. Asquini



La realidad política parece hacernos presa de la polarización. Y La Pampa, en esto también, no es una isla, utilizando el latiguillo pampeano, rara metáfora en una provincia que pelea por su río robado. La polarización parece impregnarlo todo. A nivel nacional, descartada la gestión como eje ganador para las elecciones legislativas, Cambiemos parece optar por esa estrategia para confrontar, además de apostar a la fragmentación del campo opositor. Y la provincia no escapará al eje estructurante -el conflicto, el clivaje- que tendrá el próximo escenario electoral: Macri sí o Macri no. El resto es retórica.

¿Pero qué polarización encontramos en tierras pampeanas? La grieta en La Pampa ha tornado en una variante más autóctona. Con un peronismo tradicional -¿ortodoxo, pejotista, convencional?- en el poder, el kirchnerismo se disgregó, aunque todavía exista. De esta manera, la polarización en versión pampeana enfrenta al peronismo contra la nueva ceocracia, bajo la mirada de los primeros; o al viejo populismo contra Cambiemos, desde la óptica de los segundos. Entre ambos, un páramo que es difícil medir, cuantificar. 

De un lado, el frente anti 

Igualmente hay que buscarle los márgenes a esa polarización, que empuja al agrupamiento, que tiene un alto grado de pragmatismo más allá de las convicciones. Uno de los polos es el del Partido Justicialista, que parece querer contener a todo el espectro peronista. Un arco que va desde el camporismo en el PJ hasta los partidos del massismo. El peronismo, hay que decirlo, obra milagros. Y la polarización ha tenido un valor instrumental para que todos acerquen posiciones. El gobernador Carlos Verna, gran sintetizador en enunciados de densas realidades políticas, afirma que es la batalla “contra los que destruyen el trabajo”.

En esa coalición del no a Macri, a Rubén Marín, el tradicional caudillo peronista, promueve alianzas, pero no quiere saber nada con abandonar el sello PJ. Tiene malos recuerdos del kirchnerismo. Las nuevas generaciones tratan de hacerle entender que la política pasa por las coaliciones, y que el sello FPV era impuesto por CFK mientras que un frente justicialista en La Pampa sería mostrar amplitud más allá de las fronteras pejotistas. 

Del otro lado, del sí al ni 

En el otro extremo de la polarización, la oposición intenta buscar una fórmula que sintetice su fragmentación y disimule sus contradicciones. Aunque haya quienes intentan escaparle a la figura de Macri como referencia nacional.

El PRO y sus aliados son la cara del macrismo, y de Cambiemos. La posibilidad de que Javier “Colo” Mac Allister vuelva a ser su candidato los fortalece y esa perspectiva provoca escozor en un radicalismo que conserva territorialidad pero se sabe acechado por el PRO.

Vamos al ni. El radicalismo intenta maniobrar para no quedar atrapado en una postura incómoda: ser los representantes del macrismo en La Pampa. Son los convocantes de una alianza electoral forzada por las circunstancias que se sabe de corta vida. Un dirigente radical de fino análisis afirma al autor: “Es un matrimonio por conveniencia, más necesidad de poner en marcha la calculadora para ganar, que convicción por defender al gobierno nacional”. Los radicales pusieron en marcha la estrategia de la ambigüedad: quieren provincializar la campaña electoral para encabezar la oposición y sumar todas las fuerzas posibles, pero la elección está nacionalizada. Promueven la “gran alianza” opositora al PJ, con el objetivo de ganarle Verna, como justificación, argumento, atajo o consuelo. Pero será una lista que represente al gobierno nacional, se llame Cambiemos o no. De ahí su incomodidad y un discurso culposo.

El MID es otra fuerza que utiliza esa misma argumentación: estar todos juntos en una alianza para no hacerle el juego al PJ pampeano, aunque integra a críticos a Macri. El Fregen, es otro que se allanó a ese discurso: enfrentará al macrismo, pero dentro de una alianza con ellos. 

Los caminos alternativos 

Y están los caminos alternativos, los que toman aquellos tironeados por esa polarización que los involucra, entre el PJ y la oposición, quedando condicionados por propios y extraños para que definan de qué lado están. Son los que apuestan a sortear en las elecciones la lógica binaria. El socialismo ya dijo que no quiere un frente con el macrismo, despertando el malestar de la dirigencia radical. Sin el socialismo, observan que queda renga políticamente la coalición que se quiere tejer, aunque se concrete en los hechos. Una posición que está más cerca del PJ de la que hoy toman sus históricos aliados.

Nuevo Encuentro está entre ser el representante del kirchnerismo en la provincia, y a la vez en la incómoda situación de no hacerle el juego al gobierno nacional fragmentando al peronismo. Llamó a conformar un “frente de la oposición al macrismo” -seguramente más dirigido a que los sectores K peronistas se animen y salten el charco que al propio PJ-. Igualmente se sabe de difícil concreción la propuesta. El PJ lo ha tenido como su más duro contendiente en la Legislatura principalmente resistiendo su política de seguridad y a la hora de hacer su frente anti-Macri no los ha llamado. Nuevo Encuentro por su parte tendría sus condiciones para integrar una alianza que el PJ no podría cumplir, y tal vez no quiera hacerlo. 

¿Hay vida más allá de la polarización? 

Un funcionario justicialista consultado afirma detrás de su escritorio que el escenario electoral estará fuertemente marcado por la polarización. El resto serán perdedores. Las tendencias históricas de las elecciones legislativas muestran otra cosa: una mayor dispersión y volatilidad de los votos. ¿Hay otra vía aparte de esa visión binaria?

El periodista Fabián Bosoer publicó que los especialistas indican que hay una porción nada menor del electorado que no quiere quedar atrapada en  “la grieta”. Las estimaciones hablan de un 25/30% de votantes fieles al kirchnerismo y otro 25/30% que se inclina por Cambiemos en Buenos Aires. El 40-50% restante no reconoce pertenencia a ningún espacio político y define su voto según el escenario en el que se encuentre al momento de sufragar. Ese segmento definirá el resultado de la elección. Sobre esa “ancha avenida del centro” trabaja el Frente Renovador, mientras que Cambiemos y el peronismo -o el kirchnerismo- tratarán de convertirla en dos veredas enfrentadas sin un tercer espacio.

En territorio bonaerense, Sergio Massa parece haber quedado encerrado, aunque la peleé, entre el gobierno de Cambiemos y un peronismo que día a día intenta recuperar fuerzas. Frente a las dificultades discursivas de Massa, los otros dos “tienen un relato firme para enfrentar la lucha ideológica de las próximas elecciones”, indica Joaquín Múgica Díaz.