Por Norberto G. Asquini
La frase “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza” bien podría aplicarse a la relación política entre el gobernador Carlos Verna y el presidente Mauricio Macri. Los últimos días mostraron nuevamente la distancia que existe entre ambas gestiones, conflicto que es inocultable y que aumentará a medida que se acerquen las elecciones legislativas.
“Verna es una piedra en el zapato”, afirma un funcionario macrista sobre el gobernador pampeano. “Macri es una máquina de impedir”, dice un integrante del gabinete vernista. Las dos frases se podrían intercambiar y no cambiarían su sentido. Uno y otro no pueden disimular sus desacuerdos. Hay dos dimensiones en esta relación, la electoral y la gestión, que se entrelazan con cada decisión que toman ambos mandatarios. Como en la novela “Los duelistas” -llevada al cine por Ridley Scott- cada contendiente ya se ha convertido en la obsesión del otro y no pueden torcer ese destino.
Ganancias en el ojo de la tormenta
Verna comenzó temprano la semana el domingo pasado, a horas de haber regresado de vacaciones, cuando difundió una foto con el equipo de funcionarios que iba a definir las tareas y obras para encaminar soluciones en la zona afectada por los desbordes del río V. Ni dormir la siesta los dejó a sus funcionarios. La imagen fue más que clara: fue un mensaje después de los cuestionamientos de la prensa nacional por su viaje al exterior en momentos en que se producían las inundaciones en la provincia. Tardaría apenas unos días en estar nuevamente en el ojo de la tormenta.
El martes estalló la polémica en torno a las modificaciones en la forma de liquidar el Impuesto a las Ganancias para funcionarios y empleados del Estado pampeano. Ese decreto se puede interpretar políticamente de varios modos. Un eje es que la decisión está avalada por antecedentes judiciales y por la misma aplicación que se hace en otras provincias, y beneficia el bolsillo a los trabajadores de la administración pública, principalmente médicos y docentes. En ese sentido, considera que el salario no es ganancia. El otro eje fue el utilizado desde la oposición: la medida benefició a funcionarios y legisladores y marca una desigualdad con el trabajador privado. A coro, la prensa nacional que ha blindado mediáticamente al presidente Macri, salió a golpear la figura de Verna. Los medios porteños jugaron sus cartas a favor de la gestión macrista de cara a las elecciones, que es la manera que tiene la Casa Rosada de hacerle pagar costos al mandatario, ya que en territorio pampeano goza de protección mediática. En tanto, desde Nación anunciaron una presentación judicial ante la Corte Suprema para anular el decreto. Y el radicalismo pampeano, o mejor dicho el sector que lidera el intendente Leandro Altolaguirre, anunció que no iba a ser aplicado en Santa Rosa, mientras el presidente de la UCR pidió a otros intendentes del sector que tampoco lo hicieran.
Hay dos dimensiones en esta disputa que se entrelazan: una es entre el justicialismo y el macrismo (y sus aliados radicales) y otra la de las políticas macro. El choque con el gobierno nacional por Ganancias no es solo un cruce con vistas a las elecciones, sino también sobre la concepción misma del impuesto, y sobre el ejemplo que da La Pampa al resto del país al oponerse a la postura de la Casa Rosada.
La letra chica y la autonomía
Hubo otro choque entre las dos gestiones esta semana. Macri reunió a la mitad de los gobernadores para firmar un acuerdo para la modernización del Estado, que apunta entre otras cuestiones a contener el empleo público. Verna directamente no asistió. “En lo macro todo bien, pero siempre te mata en la letra chica”, fue la reflexión del gobernador a uno de sus colaboradores. Es que algunas voces de su entorno recomendaron su presencia, sobre todo por los costos políticos que pagaría por su postura frontal con el macrismo y las consecuencias que traería aparejada.
La negativa de Verna a ese acuerdo no estuvo vinculada con un acto puntual. Desde hace meses los representantes de las provincias se vienen reuniendo con los funcionarios nacionales que impulsan entre otros puntos el bajar el gasto y contener el empleo público. Pero detrás de las intenciones, hay temas sobre los que avanza el centralismo del gobierno nacional sobre las provincias, como es el caso de sacarles el manejo de las viviendas sociales. Los emisarios del Ministerio de Hacienda pampeano habían dejado de asistir a esos encuentros, donde muchos temas habían recibido cuestionamientos por parte de algunos de sus pares.
La Pampa puede resistirse a firmar ese acuerdo porque tiene mayor autonomía que otras provincias frente a la Casa Rosada, algunas acorraladas por las deudas con Nación y otras por las urgencias actuales de sus cajas en crisis. La libertad de acción del gobierno pampeano no es solamente económica, sino también de distancia política con el macrismo.
No va a ser el único tema en el que chocarán ambas gestiones de aquí en mas. En los próximos días Nación va a llamar a las provincias para firmar el Pacto Energético Federal en el que se quiere apurar la adhesión a la Ley Nacional de Hidrocarburos, la que no concuerda con el espíritu de la ley pampeana. Es una normativa bastante cuestionada y que tiene una presentación judicial de una petrolera porque avanza sobre la administración de los recursos naturales que son de las provincias. Adherir a esa normativa sería avalar la injerencia nacional sobre los recursos. Desde Nación ya se invitó a La Pampa, la que ya avisó su rechazo.
A medida que se acerquen las elecciones, el conflicto entre ambos gobiernos se intensificará, de acuerdo a lo observado esta semana. Los candidatos de una y otra gestión serán los representantes de dos maneras de ver la política que parecen coincidir en muy poco. Ambos, a su vez, deberán minimizar los costos políticos de un enfrentamiento ya indisimulable, que en cada choque deja astillas y heridos. Como en Los duelistas, no faltarán oportunidades para dirimir las diferencias.