La oposición pampeana: ¿Más cerca o más lejos del presidente Macri?

thumb image
6 Enero, 2017 a las 16:32 hs.

Por Norberto G. Asquini



Claves: La mesa de Cambiemos busca conformarse en febrero en La Pampa. Las divisiones y contradicciones al interior de la UCR, le suman incertidumbre al armado macrista para las elecciones 2017.

 Javier “Colo” Mac Allister habla en Casa Rosada o en los “picados” de los miércoles con el ministro Rogelio Frigerio o el jefe de Gabinete Marcos Peña. El diputado radical Francisco Torroba cruza una conversación con el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó. “Colo, hay que conformar Cambiemos en La Pampa”, es la estrategia de unos que es consensuada con el secretario de Deporte. “En 2017 conviene en La Pampa ir por separado”, es la propuesta que se transmite desde el representante radical.

En medio, el proyecto Cambiemos. De un lado, los más optimistas hablan de que en febrero se conformaría definitivamente la mesa del frente que representaría al oficialismo nacional, impulsada por los estrategas porteños. “Para eso, hay que esperar a ver qué pasa en marzo con la UCR”, indican los del otro lado, que prefieren caminos separados y abonan continuar con el Frepam. El éxito de su conformación dependerá, por sobre todo, de cómo ande la economía y cómo le den los números de las encuestas al presidente Mauricio Macri. 

¿De qué hablamos?

¿Qué es Cambiemos en La Pampa? ¿Existe un Cambiemos en la provincia? ¿Hay varios Cambiemos? La alianza macrista no solo busca conformarse en la provincia, sino también persigue en esa búsqueda lo que podría ser su identidad futura. Por ahora, sobrevuela la idea y la voluntad de unirse que impulsan los macristas del PRO (o Propuesta Federal) unidos con los radicales-macristas. Pero Cambiemos, como lo quiere el gobierno de Macri, con los dos partidos unidos, no existe por ahora en territorio pampeano más allá de determinados espacios. Esa barrera es la que están tratando de superar los operadores de la Casa Rosada.

A nivel nacional encontramos tres niveles de un mismo Cambiemos: el del gobierno nacional, todo color amarillo, sin llegar a ser una coalición de gobierno; en el Congreso la coalición parlamentaria que une a macristas y radicales en un mismo bloque; y en las provincias gobernadas por esa alianza, sobre todo Buenos Aires, donde ambas fuerzas están unidas, pero con conformaciones muy distintas según sea el peso de cada integrante. Y después está el resto, donde ubicamos a La Pampa.

Los abanderados en la provincia de “bajar” el Cambiemos nacional son Mac Allister y el intendente santarroseño Leandro Altolaguirre. Todavía pura intención pero sin concreción efectiva. Pero en la Legislatura no existe esa alianza, separados ambos bloques luego de la ruptura del PRO. En lo electoral, para 2017, por ahora tampoco: el radicalismo está dividido en cuanto a concretar o no ese frente o sostener al Frepam. En los concejos deliberantes, escasean los ejemplos de unidad. En la capital provincial, la principal ciudad que gobierna la oposición, tampoco hay un Cambiemos: Altolaguirre dice pertenecer, pero eso no se verifica ni en su gabinete ni en el Concejo Deliberante. Solamente está la alianza estratégica entre el intendente y los funcionarios nacionales macristas, y los gestos del jefe comunal para con el presidente y su gabinete, y viceversa.

Hasta la misma relación de quienes quieren conformar Cambiemos entra en tensión. A los macristas no les cayó bien que mientras en el asado que ofrecieron los hermanos Altolaguirre de fin de año ellos llevaron más de 130 personas, al que hizo el macrismo en nombre de Cambiemos apenas le contaron unos pocos del lado del municipio. Las declaraciones de Hipólito Altolaguirre al asumir como presidente del comité provincial de que no iba a “llenar de globitos” a la UCR, tampoco cayeron bien. 

Proyectos políticos y pragmatismo 

¿Por qué todavía Cambiemos no puede aglutinar a quienes estuvieron juntos en una misma lista en 2015? El PRO, una fuerza conformada detrás de la figura de Mac Allister, que es quien define su rumbo, no encuentra interlocutores y consensos, en la horizontalidad y el internismo de la UCR. Están los radicales que se acercan a la idea de un frente común por las expectativas generadas por Macri, por los beneficios que implica estar cerca del gobierno nacional y por el lugar que tiene el radicalismo como aliado secundario de su presidencia. Y están quienes desconfían, disconformes con los manejos que ha tenido el PRO o las consecuencias que puede tener ese acercamiento.

Todavía no hay consensos en el radicalismo porque hay varios proyectos políticos, de poder y personales, que compiten y se superponen, aún con diferentes pesos específicos. Uno de ellos es el de los hermanos Altolaguirre. Leandro, es el más popular y visible; Hipólito, todavía una incógnita. El segundo ganó la presidencia de la UCR encabezando la lista que aglutinó a varios de esos proyectos menores, pero lejos está de liderar una amplia base. Una interna partidaria del 55-45 por ciento define conducción, pero no determina rumbos aún.

El proyecto de los Altolaguirre es pragmático y personalista. Su componente pragmático es consecuencia de estar al frente de un gobierno, y en su acción es donde surgen sus contradicciones, dobles discursos o dualidades. Se presentó en la interna de 2015 en contra de la alianza con el PRO y hoy articula con el macrismo en su necesidad de gestionar. Sus dirigentes hablan de que Cambiemos ya es un hecho, pero se ponen reparos a los macristas en los actos públicos. Su discurso refiere a renovación y cambio y se conforman alianzas con dirigentes que hace décadas están en cargos públicos. Se dice impulsar nuevas formas de hacer política, pero algunas de las utilizadas se asemejan a las que se critican del justicialismo.

De ahí que también ese proyecto sea personalista, de acumulación propia. Los Altolaguirre, fortalecidos por tener la estructura municipal santarroseña, avanzan y avanzan. Una estructura propia empuja a ser más, junto con los resultados electorales, y a desafiar a los referentes actuales abriéndose paso a los codazos. Algo que algunos de sus aliados en la interna partidaria están evaluando como negativo para acuerdos futuros.

Aunque todavía es pura incertidumbre y especulación, la cuestión Cambiemos sí o no, la identidad que asuma el Cambiemos pampeano, tiene su peso en la discusión política porque llevará a repensar y reconfigurar el papel y la identidad misma de toda la oposición. O de gran parte, por el peso electoral de sus componentes. En algunas semanas, se comenzará a develar por capítulos, como en las novelas, si habrá un Cambiemos o todavía permanecerá la división entre los más cercanos y los más lejanos a Macri.