“La otra cara del acueducto”

thumb image
26 Diciembre, 2016 a las 21:35 hs.

Por Fabricio Cardoni



El gran acueducto del Río Colorado, anunciado en su momento como “el emprendimiento más importante de la historia de nuestra provincia” por el entonces gobernador Rubén Marín y, que prometía mejorar la calidad de vida de al menos el 90% de la población de la provincia, se rompió nuevamente este miércoles perjudicando a cientos de localidades que dependen de él para desarrollar sus actividades ganaderas, industriales y principalmente para el consumo. 

Esta obra, que desde el principio estuvo plagada de irregularidades: sobreprecios, licitaciones sospechosas y materiales de baja calidad y el incendio de Prodinco en la fábrica de la empresa licitante que se cobró la vida de dos bomberos entre tantas otras. Las repetidas fallas del proyecto obligaron al replanteo de su construcción que finalmente nunca se terminó. 

Este acueducto significaba mucho más que solo solucionar la necesidad de agua de los distintos centros urbanos, significaba también cambiar el perfil productivo de la misma por uno que genere más trabajo y mejor producción para toda la provincia. Además este nuevo modelo traería aparejado una reactivación de la economía estimulando el consumo de los habitantes en toda la región y favoreciendo indirectamente a los demás  sectores. Muy poco de lo prometido se cumplió. 

Ya pasaron diez años del anuncio de esta obra faraónica y como todos los veranos, junto con las altas temperaturas, llega también la incertidumbre de cuando será la próxima rotura del acueducto y cuanto tiempo estaremos sin agua, considerando que solo entre octubre del 2015 y mayo del 2016 se contabilizaron al menos cuatro fracturas que tardaron varios días en ser solucionadas. 

Más allá de todos los perjuicios directos que trae este tipo de problemas hay que considerar el costo de la desidia ya que con cada reparación realizada -que son muchas por la mala calidad del mismo – ya que es el dinero que todos nosotros pagamos en impuestos y que deja de invertirse en otras obras: mejores rutas, más escuelas y hospitales. 

Creo que ha llegado el momento en que dejemos de ser rehenes de la avaricia de la vieja casta política,  que hace 33 años que nos gobierna  y , que  lo único que ha hecho es enriquecerse a costa nuestra, realizando una pobre gestión, negándose a reiterados pedidos de auditoría -como el realizado por la diputada provincial Josefina Díaz del bloque Cambiemos en el mes de mayo-  y que no ha logrado en todos estos años satisfacer una necesidad tan básica y elemental como es el acceso al agua potable. Es hora de que digamos ¡Basta a la corrupción!  y  que empecemos a defender juntos más activamente nuestros derechos. 

Fabricio Cardoni

Presidente de la Juventud de Propuesta Federal

[email protected]