El peor momento de la relación entre Verna y Macri

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20 Diciembre, 2016 a las 14:00 hs.

Por Norberto G. Asquini



La relación entre el presidente Mauricio Macri y el gobernador Carlos Verna a su punto más candente sobre fin de año. Podría decirse que al peor momento desde que asumieron sus gestiones. Si durante los primeros meses hubo consenso y apoyo a la gobernabilidad del presidente por parte del pampeano con el respaldo de los legisladores nacionales del PJ a las leyes macristas, poco a poco con el correr de los meses su postura comenzó a tornarse crítica para desembocar sobre el filo de diciembre en una posición decididamente confrontativa.

Verna representa el “ala dura” de los gobernadores justicialistas. Por estos días los medios nacionales hacen la lista de los mandatarios provinciales enfrentados con Macri, y en todas figuran Verna y el formoseño Gildo Insfrán, agregándoles uno o dos nombres más que varían según el periodista. Macri debería haber interpretado lo que iba a ocurrir con las señales previas que dio el pampeano mientras fue senador ante la misma Cristina Fernández, a la que no le dio respiro desde su banca. Promesas incumplidas sobre fondos por parte de Nación, posturas ambiguas en torno a temas pampeanos y sobre todo la situación económica nacional, todos elementos que le ponen límites a la gestión vernista, se combinaron para que se fuera deteriorando la relación. Y Verna, ya lo descubrió la Casa Rosada, no es fácil.

La escalada confrontativa fue de menos a más, primero con algunas señales de fastidio del pampeano para luego convertirse en reclamos abiertos. Los reproches cuando el presidente visitó Ingeniero Luiggi, las protestas directas por el río Atuel o el freno al asado con hueso hacia la Patagonia, la presión en el Congreso para tener más obras en el Presupuesto 2017, hasta directamente atacar la política económica macrista y sus consecuencias en discursos públicos frente a todo el PJ local o la prensa nacional.

El hecho más concreto, y que golpeó fuerte al gobierno, fue la oposición a la reforma electoral. Ese fue un punto de quiebre. Verna e Insfrán, principalmente, encabezaron los reclamos por mejoras en el Presupuesto para las provincias y luego hicieron caer el voto electrónico que proponía el gobierno nacional. “No sólo no apoyaron, sino que militaron contra la reforma política”, expresaron en el Ministerio del Interior. Los desplantes continuaron con el faltazo a la firma de un convenio de lucha contra las adicciones horas después de caída la reforma.

Y ahora, en los últimos días, con la ley de reforma de Ganancias, se dio el punto culmine de esa espiral ascendente. El enfrentamiento ya es abierto. La postura del gobernador pampeano fue más evidente que nunca. Luego de aprobada en Diputados la ley que no quería el gobierno nacional, el macrismo decidió, ante la inevitabilidad de que va a haber cambios en el Impuesto a las Ganancias, negociar a la baja en el Senado. Esta semana, los gobernadores fueron definiendo en la Cámara alta sus posiciones frente al proyecto y ante la Casa Rosada: el salteño Juan Manuel Urtubey y el cordobés Juan Schiaretti, entre otros, se mostraron más cercanos al gobierno y cuidando sus bolsillos; el chubutense Mario Das Neves, moderando su postura, pero apoyando los cambios; y del otro lado quedaron los “duros”: Verna, Insfrán y el tucumano Juan Manzur están del lado de los que quieren que se vote sin cambios el proyecto que fue aprobado en Diputados. Y para colmo, Verna, Insfrán, Manzur y la santiagueña Claudia Ledesma controlan nueve votos claves en el bloque del FPV-PJ, según difundieron la mayoría de los medios.

En el medio, más desplantes. Verna no fue a la reunión en el Senado a la que lo invitaron para que diera su opinión sobre la ley. Ni tampoco viajó el ministro de Hacienda, Ernesto Franco, a la reunión que había convocado la Casa Rosada con los titulares de las carteras de Economía provinciales que integran el Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal. En medio, hubo llamados de funcionarios o contactos con legisladores pampeanos para que se diera marcha atrás con el apoyo al proyecto. Verna habló directamente de apretadas.

El diario La Nación publicó que, en este marco, el gobierno macrista busca recuperar la relación con varios gobernadores, pero que puso a la “mini-liga” de los duros como los “adversarios irrecuperables”, entre ellos a Verna, Insfrán y Alicia Kirchner de Santa Cruz. “Son aquellos en los que Macri nunca volverá a confiar, más allá de ciertas circunstancias”, avisa el medio. Pocos días antes, un columnista de Clarín había dado cuenta de las amenazas de un funcionario nacional: “Decile a Gildo que se prepare”, le advirtieron al senador Pichetto.

Verna e Insfrán, dos pesos pesados experimentados en la gestión entre los gobernadores peronistas, tienen una ventaja comparativa con el resto de sus pares a la hora de negociar o, directamente, confrontar con la Casa Rosada. Sus provincias no tienen deudas con Nación, o al menos no están entre las que participan del Programa Federal de Desendeudamiento.

En esta tensa relación, no sólo se pelea en el Congreso o a través de los canales mediáticos. La disputa se da también en lo institucional a través de los fondos ya prometidos. El miércoles 7 el ministro Franco fue a firmar el convenio por los 400 millones de pesos que debían ingresar a la provincia por la deuda previsional. “Están durísimos”, fue la respuesta que le trajo al mandatario provincial. El gobierno nacional le iba a hacer modificaciones a la letra del convenio, acuerdo que ellos mismos pedían, para ver si lo firmaban, y por un monto menor al estipulado. ¿Presión contra Verna o freno a la asignación de fondos para cerrar el año con menos déficit fiscal? Muchas suspicacias despertó esa reticencia en el marco de un conflicto abierto.

Del otro lado también se juegan las cartas propias. Es la disputa llevada al territorio. En la semana hubo una manifestación por el estado de la ruta 152 que es de jurisdicción nacional. Por debajo, el gobierno provincial respaldó la protesta, que tiene toda la razón de reclamar por una ruta que es más fácil pasarla por la banquina que por el mar de cráteres que aflora en el pavimento. La otra es la gran concentración que se hará este martes en Santa Isabel y la marcha a Algarrobo del Aguila en defensa de los derechos del río Atuel. Es contra Mendoza por no dejar pasar el agua, pero también contra Nación porque no apoya decididamente el reclamo pampeano. Por debajo, y no tanto, el gobierno provincial moviliza.

Ernest Hemingway afirmó en su obra que “una guerra no termina nunca, la guerra no se gana con la victoria”. Podrá haber reconciliación o alguna tregua pasajera entre Nación y La Pampa en los meses siguientes, pero tal como está planteada actualmente la relación, el conflicto parece se mantendrá por mucho tiempo más.