La realización de represas como El Tambolar (sobre el río San Juan) y Los Blancos (Tunuyán) son motivo de acción para el Gobierno de La Pampa.
¿Por qué?, porque dichos cauces llegan a la provincia y dejar librado eso a la voluntad o solidaridad de las provincias que construirán las represas supone allanar el camino para que se repita la historia que se padece con el río Atuel.
Se sabe: Mendoza utiliza de manera discrecional y totalmente arbitraria esas aguas. Cuando tiene de más libera provocando inundaciones; cuando escasea retiene, generando sequía. En el suelo pampeano esto provocó un daño ambiental y ecológico tal que la ONU lo catalagó como una violación de los derechos humanos contra pobladores afectados.
Este manejo antojadizo se manifiesta también en la falta de información: el Gobierno mendocino no remite al Gobierno Provincial datos que permitan tomar las precauciones necesarias. Y cuando lo ha hecho, lo hizo a destiempo, que es lo mismo.
Esa conducta –avalada por el Gobierno Nacional al no interceder- ha tenido un correlato en San Juan. Así aparecieron en escena obras como “El Tambolar” o “Los Blancos” las cuales han avanzado a través de la firma de contratos y el otorgamiento de fondos a través del Presupuesto. Ambas afectarán a La Pampa porque modificarán el caudal de las aguas compartidas.
Por eso el Gobierno Provincial, dejando sentado que “no se opone” a las obras, solicitó en los ámbitos institucionales la creación del Comité de Cuenca del río Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó-Colorado. Es decir un organismo idéntico y con la misma finalidad que el Coirco, y que vele por el cumplimiento de las leyes nacionales 25675 de Ambiente y la 25688 de Gestión Ambiental de Aguas.
La falta de respuesta hizo que en junio de este año que el Gobernador Verna instruyera el Fiscal del Estado para que reclame a la Justicia que ordene la creación del mismo para cumplir con la ley, y defender los derechos humanos de los pampeanos y aquellos que viviendo en otras provincias sufrirán directa o indirectamente las consecuencia de los atropellos que su ausencia supone.