El TIP confirmó hoy la condena a 6 años de cárcel a un empleado rural que violó a la hija de unos amigos.
La Sala B del Tribunal de Impugnación Penal no hizo lugar a un recurso de impugnación presentado por un empleado rural de 31 años, y de esa manera le confirmó la condena que le dictara el juez de audiencia de General Pico, Carlos Federico Pellegrino, el 23 de junio pasado, a seis años de prisión por resultar autor del delito de abuso sexual con acceso carnal.
El recurso había sido planteado por Carlos Pedro Febre, defensor particular del imputado. Este había objetado la resolución de Pellegrino aduciendo que se había violado el principio de congruencia en los hechos descriptos por parte de los acusadores, y subsidiariamente había solicitado que el trabajador rural sea absuelto por la atipicidad de la conducta cometida, ya que afirmó que el acto sexual fue consentido por parte de la víctima, una menor de 16 años.
“La afectación del principio de incongruencia por el cual se agravió el recurrente, no se ha producido por cuanto el hecho no fue modificado en las distintas etapas procesales, y menos aún que amerite una razón suficiente sobre una posible indefensión del condenado –dijo el TIP-. Resulta indudable que el agravio no es más que un intento legítimo, de justificación o exculpación, que estratégicamente planteó la defensa del condenado frente a la delicada posición procesal en que se encuentra, ello a partir de la prueba producida y cuya responsabilidad resulta una derivación razonada de un detallado análisis efectuado” por el juez.
Con respecto al segundo cuestionamiento –el consentimiento de la víctima–, el tribunal sostuvo que “sin perjuicio de haberse acreditado o no la preexistencia de una relación amorosa entre ambos, nada indica que esa relación justifique al acusado a mantener relaciones sexuales cuando él tenga ganas y menos aún contra la voluntad expresa de la otra persona. Muy por el contrario, si hubiese sido así, y si la dirección de sus sentimientos se hallaban dirigidos en una relación amorosa, debería haber respetado la negativa a tener relaciones sexuales en ese momento, tal como se lo plateó” la víctima.
“En tal sentido –añadió el TIP–, fue el mensaje de texto que el padre de la víctima alcanzó a leer en el celular de su hija, donde el imputado se disculpaba por lo que había pasado, que se sentía una porquería por lo que había hecho, y que tenía toda la razón de no querer hablar con él, conforme al testimonio brindado por el propio padre” durante el proceso.
El abuso se produjo en febrero del año pasado y la investigación se inició a partir de la denuncia de la madre de la niña. El acusado, según expresaron los padres de la menor en el juicio, era amigo de la familia.