Aldo Iranzo y el valor de la amistad

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3 Septiembre, 2016 a las 14:37 hs.

Fundador e integrante de una de las bandas que marcó a fuego el rock pampeano, “Queso y Dulce”.



El nombre lo adoptan de “tocar siempre  últimos. Y de postre?” queso y dulce rico y popular.  

Su segundo nombre es Aníbal en honor a su padre ferroviario, una madre docente y catequista. Tiene dos hermanos Daniel y Andrea. Cuando nació sus padres alquilaban una casa en la calle 6 entre 11 y 13 en el Barrio de Ferro luego se trasladaron al Barrio Pacifico terminando  en calle 33 esquina 18 en el popular Barrio de Costa. 

Comenzó la primaria en la Escuela 66 “Estado de Israel”, pero se sentía más cómodo en la Capilla Nuestra Sra. de Lujan debido a que su madre era catequista, y tenía muchos  amigos como “el lechero Santos”, Martin García que jugaba al fútbol. Es así que decide terminar la escuela en dicha institución. 

La secundaria se le complica un poco más. Empieza en una escuela internado en Ramos Mejía en Bs As. Llega a General Pico al tercer año del Nacional en plena Guerra de Malvinas y por trabajo queda pendiente la escuela. Intenta terminar en  escuelas nocturnas y lo logra en la Capilla en un curso para adultos de tres años. 

Sus hijos también concurren  a la Capilla. Rafaela está en quinto grado y su hijo mayor ya egresado. Eso hace que se sienta profundamente identificado con la institución y recuerda con mucho cariño al padre Hugo. 

Desde hace veinte años trabaja en el Concejo Deliberante, en la parte grabación de audios. 

Su relación con la música comienza de muy chico, de escuchar a su madre Amelia  cantar, pues lo hacía muy bien y de un tío de Buenos Aires que venía con su acordeón a piano de color roja y su casa se transformaba en una fiesta.

Aprende a tocar la guitarra en épocas de su paso por Ramos Mejía, y como no podía venir todos los fines de semana, en un cuaderno de ocho hojas le dibujaron los 21 tonos (mayores, menores y los dominantes o bemoles). 

Su primera actuación fue en el Pierrot Rock, evento organizado por un gran amigo, Rubén “el Pipa” y Cachacho Pascual en lo que fue Butterfly, junto a Gerardo un amigo de toda la vida haciendo temas de Vivencia, Vox Dei. 

Aldo es un agradecido de la música; no se considera un buen músico pero siempre se rodeó de amigos que además eran virtuosos y que considera grandes músicos de nuestra ciudad.

No han sido mucho lo grupos en los que ha participado pero siempre estará identificado con Queso y Dulce. Está muy orgulloso de haber pertenecido a ese grupo y reconoce que se trabajó mucho, tanto creando como ensayando. 

Le gustaría reeditarlo y vivirlo de otra manera  pues cree que se podrían mejorar muchas cosas. Le gustaría estar nuevamente en la banda en la que fue feliz. 

Cuando habla de sus hijos, le gustaría que la tecnología ocupe lo justo y necesario, que cultiven la amistad, que puedan cumplir sus sueños, proyectarse y cumplir sus metas. Quiere que sus hijos, Jeremías  y Rafaella, sean libres a la hora de elegir. 

En el final de la entrevista comenta que su canción cabecera es de León Gieco, “Bajaste del norte”, que habla de la esperanza, de la lucha para  seguir adelante. Una canción que para Aldo Anibal Iranzo es su himno.