Hoy, hace 25 años, nuestro padre era recibido como parte del cuerpo policial; ni aplausos ni laureles, sólo cuatro palabras juraban su integridad : “honor,lealtad,palabra y respeto” comenzando así una larga y dura tarea como ciudadano activo de ésta sociedad, cambiando su ropa por un uniforme que formaría su vida en esta profesión, con él cual se identificaría y nos identificaríamos juntos, tomándolo como nombre, no sólo él, también su familia.
Según dicen, las personas son y se reconocen según su profesión, pero muchos no saben que esto no es sólo una simple profesión, ser policía es un estilo de vida con el que hay que aprender a lidiar. Ser policía, no es ser sólo un “milico forro” y otros tantos prefijos, ser policía es salir a la calle a servir a la sociedad, la misma que a veces señala y critica su labor. Ser policía no es sólo salir a patrullar en un móvil y asegurarse un sueldo a fin de mes, ser policía es CALZARSE EL UNIFORME Y SALIR A LABURAR sin importar las condiciones climáticas, sin importar día u horario, sin importar si la familia queda desprotegida.
“Mi trabajo esta primero” juró, y esa frase resuena en nuestras cabezas desde que tenemos uso de razón.
– Resonó un domingo en la mesa, cuando nuestro padre estaba en servicio, resonó en navidad y año nuevo cuando todas las copas estaban levantadas y la suya vacía, resonó en nuestros cumpleaños cuando a la hora de soplar la vela y sacar las fotos mi madre ocupaba su lugar, resonó en aquellos actos escolares donde todos actuaban para sus padres menos nosotras, resonó en cada momento de nuestras vidas, donde no necesitábamos un policía si no un padre, pero… “Su trabajo estaba primero”.
Muchas veces nos preguntamos porque su semblante era tosco y serio, porque su nunca sonreía y casi nunca hablaba con nosotras ¡hoy lo entendemos!
Ser policía no es fácil, es muy ingrato, nadie se acostumbra a la zozobra de despedir a tu padre en la puerta de tú casa, suplicando que se quede con vos, pidiéndole a dios que lo protegiera en su servicio y te diera la dicha de volverlo a ver y abrazar. Nadie se acostumbra a esta vida donde ser “hija/o de policía” es aceptar la profesión junto con tú padre, donde la gente critica aun mas tus pasos por serlo: “mira aquella pibita la juntita que tiene la hija del milico”, “hijas de policía, pero miralas…” ser hija/o de policía es aceptar que nunca tendrás un lugar fijo donde vivir siguiéndolo en cada traslado, es aprender a vivir al borde de un último saludo, aprender a saber que estas en segundo lugar, luego de la profesión de tu padre y aún así sacar pecho,levantar la frente con orgullo de serlo.
Vivimos constantemente con la lucha de leer y escuchar críticas hacia ellos,pero… ¿cúantos tomaríamos su placa,uniforme y arma y saldríamos a ocupar su lugar? ¿ cúantos dejarían su familia por salir a defender otras? ¿ cuántos arriesgaríamos nuestra vida a cambio de otra? Muy pocos, ¿no?.
Para nosotras que vivimos en este entorno,para nosotras que la sangre azul nos corre por las venas, nosotras que nos grabamos la placa en el corazón es el ORGULO más grande que nos dio la vida, se nos explota el pecho de decir que somos “hija/o de policía”.
Hoy 30 de agosto, día del policía de La Pampa te agradecemos a vos por formar parte de este cuerpo policial, por tú profesión y valores, a vos que prestaste, prestas y prestarás servicio toda tú vida, gracias por servir a ésta sociedad día y noche, por tu gran labor y arduo sacrificio.
También agradecer a cada uno de los que están en este camino, a los que recién se están iniciando en ésta dura profesión como aquellos que hoy esperan deceosamente su homenaje por tantos años de servicio. Agradecer a cada agente que ofrenda su vida enfrentando peligros, honrar a cada familia que son los grandes pilares de cada uno y aquellos ciudadanos que valoran y apoyan ésta difícil y dura profesión.
“Ser familiar de policía no es fácil, pero en el largo trayecto de acompañamiento se obtienen valores que realmente te marcan la vida”.
Tamara,Emilia,Rebeca.