“Estoy destruido, destruyeron a una familia y a mí también”, expresó Mario Arroyo a medios de la capital y nacionales.
Este fue el relato de lo sucedido “fue sin razón, porque estábamos cazando por una calle vecinal y estaban entre unas plantas escondidos en una calle. Nos acribillaron a la pasada sin poner una baliza o dar una voz de alto, sin nada”, le dijo a diario Clarín.
“Encima cuando paramos y los llamamos se fueron y nos abandonaron. Fuimos al hospital de Lonquimay, que estaba a unos 10 o 15 kilómetros, estuvimos dos horas y no llegó la Policía ni nadie, una locura”, lamentó.
También Arroyo contó que los policías arrojaron clavos. “Nos tiraron miguelitos, nos pincharon una rueda y fuimos en llanta hasta Lonquimay. Cuando nos dimos cuenta de que Santiago estaba herido, volvimos y los llamamos, pero los policías se escaparon”, expresó.