Macri-Verna: ¿federalismo de socios o equilibrio inestable?

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9 Junio, 2016 a las 18:49 hs.

Por Norberto G. Asquini – 

Las distintas autoridades, de traje, se disponen sonrientes…



Las distintas autoridades, de traje, se disponen sonrientes en torno a la mesa de la oficina en el organismo nacional de turno, sonríen, y tras los flashes está la foto que recorrerá poco después los medios de La Pampa. Es la imagen que retrata a los funcionarios nacionales con el gobernador Carlos Verna y sus colaboradores cada vez que va a Buenos Aires. Un hecho que no es ajeno a otras provincias y que algunos analistas han dado en llamar el “federalismo de socios”. Lo que algunos califican del “toma y daca”. Pero no es la única lectura.

Cada encuentro es significativo para ambos términos, Nación y Provincia. O para ambas gestiones, la nacional y la pampeana. Es que para los gobernadores, la foto con el presidente Mauricio Macri, el ministro del Interior Rogelio Frigerio o cualquier otro funcionario nacional, es un activo en sí mismo, indica el periodista Facundo Matos.

Verna interviene de esta manera en la escena nacional, solo o con sus pares, mostrándose con los reclamos provinciales en la Casa Rosada, y cuando regresa, vuelve a hacerlo con declaraciones favorables y soluciones. A falta de inauguraciones, son buenos los pedidos y los anuncios de lo que se consigue, algo que ocurre con un gobierno nacional que cimenta la relación con los mandatarios provinciales y el apoyo de estos en el Congreso y ha cedido (o retrocedido) en varias oportunidades a sus reclamos sobre medidas ya tomadas. Verna cuenta como propio todo lo conseguido ante Nación. En esto, su comportamiento no dista de otros pares. Pero el pampeano también tiene perfil propio. No le escatima a la crítica a decisiones o dichos de funcionarios nacionales. Sus posturas muestran distanciamiento, el juego autónomo o el no alineamiento, como fue con el tema de las subas en las tarifas de gas en la Patagonia o la ley antidespido, que fue una iniciativa de los senadores que le responden, entre otras. Verna negocia, dialoga y consigue, pero es también el menos macrista de los gobernadores justicialistas. Lo que deja en evidencia el poder de veto que también tienen los mandatarios provinciales.

De ahí el enojo del macrismo pampeano, que ve que se toman medidas favorables para la Provincia en Casa Rosada, las que son capitalizadas por el gobernador, y que a pesar de eso siempre hay alguna crítica a Nación. Además, los referentes del PRO “bajan” programas y fondos que son conseguidos en paralelo a las gestiones del gobierno provincial. Como ocurrió la semana pasada con el secretario de Deporte Carlos Mac Allister y el diputado Martín Maquieyra quienes anunciaron 200 millones de pesos para obras en La Pampa. Conseguidos esos dineros y programas por el PRO local en sus diferentes niveles, y beneficiados todos los colores partidarios, el gobierno vernista los recibe y deriva a los municipios que han sido beneficiados, pero no por eso deja de molestar esa “intromisión” territorial. De esta manera, está planteado en tierras pampeanas un vínculo político de presión y tirantez entre ambos términos.

El periodista Matos en la revista El Estadista analiza que esa relación planteada con los gobernadores también es beneficiosa para el gobierno nacional. Macri sale ganando como los mandatarios porque quiere ser el presidente del federalismo. Le sirve como punta de lanza para plasmar en acciones el cambio en las formas de hacer política respecto del kirchnerismo, que es uno de los objetivos pilares de su gestión. Además ayuda a construir mayorías en un Congreso adverso al PRO en términos de su composición y contribuye a subsanar el déficit de ser una fórmula y un gabinete plenamente compuesto por porteños. Según la óptica del PRO, los gobernadores y el presidente no deben ser adversarios ni contrincantes sino pares en la gestión y en la solución de los problemas del país.

Ese juego entre Macri-Verna, como con la mayoría de los gobernadores, les permite a ambos aislar al kirchnerismo, cada vez más distanciado de los gobernadores peronistas a medida que avanza la reconstrucción del partido pos derrota electoral. Todo ello se condensa en el concepto de “socios”, al que el presidente, ministros y funcionarios acuden, que responde a la noción macrista de que los objetivos nacionales solo se pueden lograr si los gobernadores también los incorporan a sus agendas provinciales y aprueban el rumbo nacional.

Hablamos al comienzo de la columna de la foto en la que aparecen los funcionarios dando cuenta de una relación cimentada en mutuos entendimientos. Pero esa imagen idílica también tiene su otra cara.

¿Hasta cuándo durará esta política? Para otros observadores ese escenario descripto es transitorio, sobre todo en Verna y su postura autónoma a pesar del diálogo permanente, y está atado a una coyuntura determinada: la crisis de liderazgo en el peronismo y la necesidad de los mandatarios de mantenerse cerca de la caja nacional. Bien se puede usar la metáfora matemática del “equilibrio inestable” para describir el vínculo que está pendiente por un lado de la marcha de la economía y el bendito segundo semestre que no parece llegar y por otro de las definiciones electorales de 2017, cuando la gestión de Cambiemos se enfrente al recambio legislativo y pueda mejorar o empeorar su posición en el Congreso. Hasta entonces, todos seguirán sonriendo a la cámara.