Verna, el PJ pampeano y los tiempos de la unidad

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13 Mayo, 2016 a las 18:27 hs.

(Por Norberto G. Asquini) En el escenario nacional, hay quienes ven señales de que el peronismo se dirige a un acuerdo amplio frente al gobierno de Mauricio Macri. Así lo muestran la conformación de una lista de unidad para conducir al PJ y la confluencia de las centrales sindicales. También se analiza que se está reconfigurando de cara a 2017, y que se mantendrán las disputas entre los justicialistas dialoguistas y los kirchneristas, al menos hasta que se decanten los nuevos liderazgos.



En La Pampa las fichas se acomodaron solas. Los resultados electores provinciales y nacionales terminaron de darle claridad a la conducción del gobernador Carlos Verna, claridad que se derramó hacia todo el conglomerado justicialista local. La mayoría que lo llevó al poder por convicción, la otra parte por necesidad.

Luego de casi tres años de divisiones internas en el Justicialismo de La Pampa, la victoria de Verna sobre el jorgismo y el kirchnerismo allanaron los conflictos. No es que no subsistan las diferencias, pero el panorama se fue tornando más monocorde.

Hubo un encuadramiento detrás de la centralidad adquirida por Verna. A los que compartieron el camino de la victoria se les dio lo que se ganaron o les tocaba. Hubo gestos y ofrecimientos. Rubén Marín, su principal socio político, le asegura conducción política dentro del PJ. A los que estuvieron en la vereda opuesta en la interna, se los convocó después, y también hubo algunos gestos. Quedaron afuera, por supuesto, los kirchneristas. Con un panorama nacional complejo, si bien alentados por la presencia pública de Cristina Fernández, quedaron marginados frente a un PJ casi monolítico. También los consultados por el autor dieron cuenta de algún castigo -“son las reglas del juego”, dicen todos-, pero se estuvo lejos y hay que reconocerlo, de cualquier panorama que se pintaba meses antes como cruento por parte de los perdidosos en la interna.

El panorama interno muestra una unidad política en el PJ en torno a un proyecto político, lo que no significa unificación. Los distintos ismos permanecen latentes. Lo que hubo fue unificación de criterios, algunos siendo integrados y siendo parte de las políticas públicas, otros participados para acompañarlas. Esto permitió una Legislatura ordenada.

El jorgismo, o mejor dicho Compromiso Peronista, que algunos piensan está terminado pero que aún mantiene su espacio mientras se reconfigura en su etapa pos-Jorge, dialoga y espera. Jorge Lezcano ha sabido acomodarse a los nuevos tiempos cuando el año pasado parecía estar enfrentado. Son tiempos de acompañamiento.

La estrategia de apertura o diálogo -considerada por muchos no peronistas como una trampa, por otros como parte de los “nuevos tiempos”- incluyó también a la oposición. Hasta los peronistas del massismo apoyan sus iniciativas. En la Cámara ningún proyecto avanza sin la venia del gobernador, las críticas opositoras están presentes pero por ahora sus legisladores pueden dar su parecer sobre las iniciativas gubernamentales y hasta son apoyadas con sus votos.

Unidad no significa, decimos nuevamente, unificación. Muchos intentan posicionarse para tomar cuerpo frente a este panorama de consensos, según analiza un dirigente oficialista. Es que en una coalición política, como es el PJ en su interior, los socios del sector dominante fluctúan entre la cooperación y la diferenciación. En ese marco, el marinismo quiere mantener su identidad, autonomía que algunos miran con recelo. Tiene su bastión en la Legislatura y se muestra públicamente con iniciativa propia. Para algunos, los más desconfiados, es un atrevimiento. Para los propios, parte de la política misma.

Verna no ha comenzado como quería su segundo mandato, hubo promesas que tuvieron que postergarse y justificaciones por un contexto económico que le ha atado las manos. Las concreciones se hacen esperar. Lejos de cualquier crítica que pudiera resquebrajar su frente interno, las filas se han cerrado en torno a su figura. Un consenso político detrás de un conductor que, más allá de las diferencias que en el  justicialismo pudieran tener con su persona o su gestión, era impensable hace un año.