El “Cambiemos pampeano” y las apuestas al 2017

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14 Abril, 2016 a las 17:17 hs.

(Por Norberto G. Asquini) Un consultor político preguntó en 2015 a uno de los candidatos de la oposición al PJ en La Pampa, mientras armaban la campaña, qué tenían en común Propuesta Federal, la UCR y el socialismo para hacer una alianza. “El color rojo de los carteles”, se contestó. “¿Y qué los desune? El resto”, fue su conclusión.



La anécdota sirve para dar cuenta de lo que podemos llamar el “Cambiemos pampeano”. Ese fuerza opositora heterogénea que fue el frente electoral que supieron conformar el Frepam (radicales y socialistas) y Propuesta Federal (PRO, MID y Mofepa). Una alianza tejida por las necesidades de sus componentes, y que nunca llegó a consolidarse. Desde el vamos, fue un acuerdo pactado con el apuro por cerrar las listas. La campaña posterior mostró las diferencias entre los dirigentes de ambos espacios. La segunda vuelta presidencial en la que se impuso Mauricio Macri acercó algunas posiciones e intereses, pero pronto el frente se rompió en la Legislatura provincial y en la mayoría de los concejos deliberantes en los que había representantes de ambos sectores. En algunas localidades puntuales persiste cierta coordinación y hay radicales con una relación fluida con el macrismo. En otras no.

Lo que podemos llamar entonces el “Cambiemos pampeano” no tiene una realidad territorial, pero sí superestructural. Solo existe en las cúpulas partidarias. Si en La Pampa no hay unidad entre el PRO y la UCR, los principales dirigentes del radicalismo apoyan al gobierno de Mauricio Macri y respaldan todas sus leyes en el Congreso. El pacto incluye algunos cargos de funcionarios menores. Y hasta se hacen cargo, en silencio, de las dificultades y errores cometidos por el gobierno macrista en materia económica o institucional. Por su parte, el macrismo también tiene muy buena relación con el intendente de Santa Rosa y otros jefes comunales.

El PRO en La Pampa, indican sus voceros, tiene en ese marco mucho terreno por ganar y una situación “inmejorable”. Es gobierno a nivel nacional y su principal dirigente, Javier “Colo” Mac Allister, es funcionario del gabinete con una permanente exposición en los medios. No tiene que suplicar cargos a nivel nacional, como ocurre con otros legisladores, ya que acapara las delegaciones y organismos de Nación en La Pampa. Y hasta algunos radicales han aceptado puestos sin consultar a sus autoridades.

El PRO incomoda al radicalismo pampeano. Como tercera fuerza, su futuro está atado a una referencia nacional y a la suerte de cómo le vaya a Macri en su gestión. Le compite por el mismo electorado y la UCR intenta contrarrestarlo y contener cualquier posibilidad de alejamientos en su tropa. En ese escenario, el principal dirigente, el diputado Francisco Torroba, promueve encuentros y reuniones, organiza actos y baja línea. Son algunas demostraciones, pero todavía sin poder de fuego. Es parte de la reconfiguración de la oposición pampeana con la sorpresiva presidencia de Cambiemos, pero también esta situación está inscripta en un tendencia nacional. Socia menor del macrismo en el poder, que no hizo un gobierno de coalición sino que sumó algunos radicales sin perfil político al gabinete, la UCR trata de fortalecerse en el país frente a su socio mayor en Cambiemos después de ganar en 2015 algunas gobernaciones, capitales provinciales como Santa Rosa e intendencias, sobre todo en Buenos Aires. La consigna es posicionarse frente al PRO, y para eso cuentan con hacer una buena elección en las legislativas de 2017. Hay una incipiente movilización en ese sentido, lo que no implica que se borren las diferencias internas. El senador Juan Carlos Marino intenta mostrarse como el más macrista de los radicales tratando de meterse en la discusión provincial pero perdiendo terreno; mientras Torroba apoya al gobierno nacional aunque muestra cada tanto una faceta crítica para diferenciarse. En eso Mac Allister lleva una ventaja: referente único de su espacio, con la “chapa” nacional, cada incursión suya en La Pampa es una muestra de que hay movimiento en torno suyo.

En el PRO, con el viento de cola del cambio de gestión, aún con los inconvenientes económicos y de los otros como el escándalo de los Panamá Papers, también piensan en 2017 y lo hacen público. Puede ser temprano para empezar a hablar en términos electorales, pero la mirada está puesta en confrontar a la UCR pampeana. Y no solamente para mantener el cargo de diputado nacional, sino concretar lo que se le escapó por muy poco a Mac Allister en la primaria del año pasado: una victoria sobre el radicalismo.

Ambas fuerzas por su lado, aunque confluyan a nivel de dirigentes en su apoyo a Macri y en sostener la gobernabilidad del mandatario, disputan territorio y adhesiones pensando en 2019. Aunque no lo quieran manifestar públicamente, aunque lo digan bajo cuerda, aunque consideren que todavía es “muy temprano” para muchas -o todas- las definiciones políticas, saben que habrá un momento en que deban confrontar cara a cara, voto a voto, el liderazgo de la oposición pampeana al PJ. Y también bajo qué formato se concretará esto: ¿habrá un Cambiemos 2017 o cada uno seguirá su propio camino hasta 2019, como se está dando actualmente?