Cartas del Lector: “De mesa en mesa”

thumb image
12 Abril, 2016 a las 15:04 hs.

Por el profesor Daniel Forneron



Nuestra sociedad se halla inmersa en una serie de cambios o tendencias demográficas (fuerte presencia de la mujer en el mercado laboral, familias ensambladas , etc ) que hacen imperativo el papel de la escuela como acompañante de las familias, reteniendo en su seno a un adolescente que de otro modo seria presa fácil de los acuciantes males que hacen tiempo vienen diezmando a nuestros jóvenes.                                                                                                          

Es en este contexto que la  actual escuela secundaria, denodadamente inclusiva, ha  tomado un derrotero que evidentemente no es el apropiado para la obtención de sus objetivos de preparar a los alumnos para el mundo del trabajo ….y mucho mas utópico aun, para el mundo  universitario. En este sentido la laxitud con la que se ha encarado el tema de las inasistencias y las sanciones disciplinarias, ha provocado en los educando una sensación de permisibilidad que para nada favorece su formación frente a un mundo cada vez más competitivo.                 

Mientras que en la actualidad  el manejo de la lectoescritura ya no es suficiente para escapar del analfabetismo, por nuestros lares hemos caído en un círculo vicioso donde cada vez exigimos menos conocimientos para la aprobación  –tratando de incluir la mayor cantidad de alumnos-, sin lograr por ello mejores resultados. Es en el afán de mantener este actual status quo del  sistema educativo (donde el alumno debe realizar su trayectoria estudiantil acorde a su edad) que han aparecido en estos últimos tiempos nuevas instancias de evaluación para regularizar la situación escolar, aparte de las tradicionales mesas de diciembre, julio y febrero. Estas se desarrollan en marzo, abril y septiembre, sin suspensión de clases, lo cual las transforma en un embrollo de magnitud; que solo se puede soslayar por la suma de voluntades de cada miembro de la comunidad educativa, pero que en definitiva no aporta más que remiendos a un sistema cada vez más decadente.                                                                                                                                

El mayor inconveniente se presenta en el ciclo orientado, donde se requiere de una intensa formación en las disciplinas que a posteriori le servirán al alumno para su inserción en el ámbito académico. Es allí donde deberían aparecer modalidades orientadas al mundo laboral, donde aquellos que no desean continuar el camino universitario, encuentren un espacio acorde a sus necesidades. En este sentido es propicio observar el programa de inclusión educativa “vos podes”, que trabaja mancomunadamente con el centro politécnico “Arturo Juan Ferrero”  de nuestra ciudad.                                                                                                                                                         

Muchas veces creo que este sistema de fórceps legal centrado en la obligatoriedad de la escuela secundaria, solo a servido para quitarle a muchos jóvenes  “el derecho al fracaso”  como herramienta de aprendizaje, ya que por simple inercia algunos logran salvar esta etapa escolar, dándose cuenta de la farsa cuando se enfrentan al mundo laboral o universitario. Debemos abandonar aquellas utópicas retoricas de una escuela inclusiva, como sinónimo de paraíso, y direccionarnos a una escuela mas enclavada en la realidad laboral y académica de nuestro país, si queremos ser coherentes con los actuales objetivos de la ley; de lo contrario la escuela perderá su esencia….ya que para entretener están las nuevas tecnologías.