Estudiantes visitaron la institución de Bariloche, como parte de un recorrido por los 25 años de convenio entre las entidades.
La experiencia de las visitas a Balseiro e INVAP, seguramente quedarán en la memoria de los estudiantes y hasta represente en alguno el establecimiento de una meta o el disparador motivacional para sus propios proyectos. Para la institución es un capítulo más, dentro de un vínculo que ha dado enormes satisfacciones. Además de la cobertura de la visita y la intención de replicar las sensaciones de los viajeros, queremos compartir charlas, entrevistas y algunas expresiones de quienes nos recibieron y acompañaron.
Esta presentación corresponde a lo vivido en el Instituto Balseiro y refleja los 25 años de vínculo, tanto en su cantidad como en su calidad. El encargado de recibir y acompañar al grupo durante las cinco horas que duró el recorrido fue el Dr. Andrés Etchepareborda, docente y un referente de la institución.
Mientras la delegación, en una de las escalas de la visita, conocía la valiosa y moderna biblioteca, se sumó el Director del IB, Ing. Oscar Fernández, con la intención de saludar y compartir un momento con el grupo. No costó reunir a Oscar y a Andrés para mantener una entrevista y charlar un poco de esta relación que lleva un cuarto de siglo.
El Director del IB relata con sencillez y apasionamiento la historia “el hecho de juntarnos con nuestros amigos de la Facultad de Ingeniería de General Pico, 25 años después, creo que 25 años de una aventura loca, entre dos personas que lamentablemente ya no están con nosotros, que eran el Ingeniero Nicolás Tassone que en esa época era decano de la Facultad de Ingeniería de La Pampa y el Ingeniero Roberto Harán, que era quien arrancó con el Laboratorio de Control, hace ya cuarenta años atrás en este lugar y son los que pusieron en marcha esta asociación tan particular.
El Ing. Fernández recordó con detalle, anécdotas de esta historia y destacó “son de las cosas que cuando uno empieza a mirar, dice valió la pena. Uno se siente, no como los fundadores, pero sí como los que fuimos acompañando este proceso. Se han ido renovando las caras de este lado, porque va cayendo gente nueva, se va renovando todo, pero el espíritu inicial, con el cual se planteó esto, se mantiene vigente. Así que hablar de esta asociación particular que tenemos con la gente de General Pico, realmente es un placer.”
Andrés Etchepareborda es otro de los hombres que acompañaron esta historia y cuando tiene que situar el rol del IB dice “nosotros tomamos simplemente la responsabilidad de dictar todos estos cursos, con seriedad y con responsabilidad. No es mucho más que eso, es simplemente poner lo mejor de uno, tratar de transmitirle a los alumnos la forma en que se hacen acá las cosas, en el instituto Balseiro, de una forma muy personalizada, muy encima de ellos y de la mejor manera posible, para que ellos asimilen los conocimientos que uno se propone transmitirles, y esa fórmula ha venido dándonos resultados. Y la venimos manteniendo, más allá de que las tecnologías van cambiando, y que obviamente uno va cambiando los contenidos de los cursos, y la experiencia realmente ha sido fantástico”
Para el orgullo de nuestra institución escuchamos como un referente como Andrés se refiere a uno de los factores que mantuvieron vigente esta especialización, “los alumnos que vienen de la Facultad de Ingeniería de General Pico han demostrado un excelente nivel, y un compromiso bárbaro con los estudios y mucha dedicación y creatividad. Nosotros estamos muy contentos con las experiencias que hemos tenido en los últimos años, en el dictado de las materias acá en Bariloche”.
También se refirió a lo que representa esta experiencia para un joven estudiante, “yo creo que el Balseiro es una experiencia interesante para un alumno que está terminando su carrera, o también que ya la ha terminado, realizar esta pasantía acá en Bariloche, porque obedece a una forma diferente, si se quiere, de encarar un problema concreto, practico, a través de las experiencias que se hacen en el laboratorio, o en la forma en que se le plantean a uno los desafíos en las materias. La particularidad de este lugar es que todos los docentes son profesionales activos en los temas que están dictando, entonces uno transmite no solo lo que dice el libro, si no también mucho de la experiencia personal. Es una experiencia interesante para los alumnos, en el sentido de llevar lo que uno aprende en forma teórica, a resolver problemas concretos. Esa es una experiencia que puede resultar interesante para los alumnos que vengan al Balseiro”.
Oscar Fernández quiso destacar también la determinación de la Facultad de Ingeniería para sostener este convenio. “Acá tenemos los docentes pero el esfuerzo lo está haciendo la Facultad de Ingeniería y la Universidad Nacional de La Pampa, con lo cual es de los pampeanos todos, para tener profesionales lo más altamente especializados. Estos últimos años fue fácil hacer estas pasantías, porque había plata, porque había una decisión en cuanto a ciencia y tecnología de que este era un camino con el cual uno puede aportar desde el mundo de la educación. Hace 20 años atrás en medio de la hiperinflación, en la época en que había que juntar peso sobre peso, para poder movilizar un curso de 10 o 15 estudiantes y tenerlos 5 meses aquí en Bariloche, en una ciudad que es particularmente cara, estas cosas funcionaron. Yo pondría en segundo lugar la buena disposición nuestra, pero en primer lugar pondría la decisión política de quienes lo hicieron desde la facultad de Ingeniería.
Arranco con Tassone que fue quien tiró la idea y el Profesor Harán, de acá de Bariloche fue quien recogió el guante y lo siguió. No es casualidad que no proliferara esta historia en otros lugares, porque había mucho de esfuerzo y poner muchas horas encima, para que esto realmente llegase a buen puerto. Alguna vez nos dijeron las autoridades educativas de Nación que este modelo, era un modelo que incluso autoridades pasadas estuvieron tratando de difundir, en el sentido de Universidades más pequeñas, que vayan caminando, durante algún tiempo, cerca de otra universidad más grande. En el caso del Balseiro, porque teníamos una buena formación específica en algunas áreas, pero en el fondo era un esfuerzo grande, el esfuerzo económico. Y sostenerlo, porque hay veces que uno hace las cosas, las hace un año y después te agotaste y necesitas 20 años para recuperarte. No, durante 25 años hubo una decisión de no parar con esto. Ese es mi reconocimiento y que los pampeanos sepan lo que ha hecho la Universidad pública de La Pampa, a favor de tener profesionales del área de tecnología bien formados.