Mito y realidad de la “herencia jorgista”

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18 Marzo, 2016 a las 09:15 hs.

Por Norberto G. Asquini



El eje político, así como estalló en los medios, se desdibujó en pocos días. La “herencia jorgista” que recibió la gestión de Carlos Verna y que el gobernador agitó como una de las fuentes de la crítica situación en la que están las cuentas provinciales pasó de ser el mal de todos los males a convertirse en parte de un discurso pasajero que el mismo oficialismo desalentó. De hecho, un funcionario provincial tuvo un contacto con un diputado provincial jorgista para bajarle el tono a la polémica. Es que los argumentos del discurso de Verna tenían algunas flaquezas, más allá de ciertas verdades. De hecho, cuando comience a tratarse el Presupuesto para 2016, podría no ser ni mencionada la palabra en cuestión.

¿Qué encierra la “herencia”? ¿Cuánto hay de mito y realidad en el discurso desandado por el vernismo? Un ex funcionario de Jorge habló con el autor de esta columna sobre lo que el entorno del ex gobernador dijo sobre el tema. Afirman que Verna buscó justificar un gobierno que no puede arrancar por falta de fondos, y que en buena parte las restricciones tienen que ver con las promesas y negociaciones que lleva adelante con Nación y que todavía, para las arcas provinciales, no han sido fructíferas. Pero también porque hay un corsé que le dejó la anterior gestión: las obras públicas en marcha o licitadas y que son recursos ya comprometidos que se deben destinar allí. En ese sentido, esa es una gran restricción para un gobernador como Verna acostumbrado a hacer de la obra pública, de lo palpable, bien o mal pero siempre visible, el eje de su gestión. ¿Cómo hacer obras entonces sin fondos? “Con plata gobierna cualquiera”, dispara un dirigente vernista para ensalzar la figura del mandatario y compararla a la de su antecesor.

Jorge dejó las cuentas equilibradas y con un superávit para afrontar algunos meses. De allí, analizan los del sector, salieron los fondos para pagar la suma fija de fin de año de 5.000 pesos que le otorgó Verna a los empleados estatales. O sea: había plata, sino no se habría podido afrontar esa decisión. Verna decidió hacer ese gesto como una de las primeras medidas de su gobierno, porque estaban los fondos, aunque después los extrañara.

Se puede considerar, y basándose en algunos hechos, que la gestión de Jorge adoleció de falta de iniciativa, que tuvo un perfil administrativista, que tuvo una fuerte dependencia del Estado nacional o funcionarios que se limitaron a cumplir con lo que pedía el mandatario. Pero no se le puede achacar, indicó el ex funcionario consultado, el desmanejo de las cuentas públicas. En ese sentido, comparan que recibieron en 2007 una administración que había crecido durante el primer vernismo al ritmo de la economía nacional con “tasas chinas” y que Jorge no la tuvo tan fácil, al afrontar en 2008 la crisis internacional y el conflicto con el campo por las retenciones y después la devaluación de 2014, entre otras circunstancias.

De hecho, funcionarios provinciales actuales han reconocido, muy por lo bajo, que ahora son víctimas de sus propias políticas impulsadas a la luz de la interna con Jorge durante la última gestión. Parte de las regalías hidrocarburíferas y la coparticipación, que los diputados vernistas redistribuyeron a los municipios, son ahora necesarias para la Provincia en tiempos en que los fondos llegan a cuentagota y la situación económica apremia. 

La “herencia” como justificación a los condicionamientos o limitaciones que tiene un gobierno depende para su efectividad del momento y de cómo se use. Ya pasaron tres meses de la nueva gestión y ese argumento defensivo quedó obsoleto en tiempos tan vertiginosos y cargados de urgencias.