Un viejo árbol seco puede ser vestigio de algo que pasó o transformarse en vivencias a través de la obra del escultor Oscar Vivas. Es lo que está ocuriendo en el parque municipal de Trenel donde una docena de troncos muertos van tomando vida en personajes de la zona.
El viejo indio Antonino, que según los lugareños vivió más de cien años y fue el último de su estirpe, volvió a ser parte de la comunidad trenelense en un viejo eucaliptus.
La Virgen de La Pampa, con su rostro indígena, poco conocida en la provincia, tiene su lugar con el niño Jesús entre sus brazos, en una imagen tan humano y maternal que permite múltilpes miradas.
Será la aguja de un cosedor de bolsas de cereal en lo que terminará otro flaco tronco muerto, recordando esa pampa de los paisanos, de los chacareros y el trabajo de sol a sol.
Y la infancia vivida hace tiempo y revivida en cada generación, de los pibes y pibas trepando a los gigantescos eucaliptus también quedó inmortalizada en una escultura.
Y la vida naciendo, y el Cristo, y el escudo de la localidad y tantas otras imágenes patrimonio de la comunidad trenelense se terminan plasmando en el parque.
Oscar Vivas es piquense, escultor y carpintero por cuarta generación familiar. Sus obras son conocidas en el sur y el norte del país, y también en varias localidades pampeanas, donde hamacas, juegos interactivos y esculturas pueblan espacios públicos. Trabaja junto a su aprendiz y ayudante Jhonatan Rivas.
Desde hace un mes está trabajando en Trenel por encargo de la municipalidad, haciendo que viejos troncos ya secos, vuelvan a ser parte viviente del lugar.