En los últimos diez años se estima que se han incorporado unas 5.000 casas barriales. Ahora, está planeado construir 400 viviendas más. Un tema clave que se dispara en cualquier discusión seria sobre la situación fiscal de la ciudad. Indagar sobre los impuestos y la regularidad con que se realizan los pagos correspondientes.
“La casa de barrio es una solución habitacional indispensable, que defiendo a morir” afirma Ariel Reinhard, “pero tiene muy bajo costo la cuota, por lo que debería haber un incentivo muy fuerte no sólo para que se pague la cuota, que se paga muy poco, sino para que se paguen los servicios. Incorporando todo junto”.
“Para ello es importante tener un mapa de la ciudad que muestre en qué barrios se pagan los impuestos y en cuáles no. Es muy fácil recaer en la generalización de que sólo en las casas de barrios humildes se evitan pagar impuestos, pero con un informe preciso (previsto para Marzo) se puede actuar con conocimiento de causa”.
Ejemplificó manifestando que “no sería extraño que muchos hogares de los barrios más pudientes también eviten la paga. De hecho, hace algunos años los barrios que denotaban mayor porcentaje de deudas eran algunos ubicados en la zona Norte de la ciudad. En definitiva, no es una cuestión de acusaciones, sino un asunto de información: recabando datos, se pueden obtener detalles que demuestren que se evaden impuestos o que mucha gente en General Pico tiene una situación económica familiar realmente complicada y desde allí plantear planes de ayuda social. En cualquiera de los casos hay líneas de acción, pero no puede haberlas sin datos específicos”.
Dijo también que “la situación habitacional y la cobranza de impuestos siempre es un tema complejo, básicamente por continuas irregularidades. Un ejemplo claro que las demuestra es el que viven los vecinos del barrio Carlos Berg. No sólo sufren los problemas comunes como la falta de iluminación o asfalto, sino que también hay casos de personas que viven hace 20 años en terrenos que nunca pudieron escriturar”.
En relación a la falta de escritura comentó que en un recorrido realizado por diferentes barrios, vecinos manifestaron su problemática. “Las razones tienen su origen porque en su momento se vendían terrenos de la quinta de un particular sin tener proyectos de loteo presentados. Se cobraron las cuotas como si estuviera todo en regla, pero la sorpresa llegó al fallecer el propietario de los terrenos”.
“En ese momento apareció un sobrino con un poder y, aprovechando la situación de las familias vulnerables, cobraba un dinero aparte para habilitar la escrituración de los terrenos. Una situación preocupante pues el trámite legal implica desembolsar un dineral que las familias afectadas no tenían a mano, sumando que en tanto no tuvieran la escritura en su poder podían volverse víctimas de un proceso judicial. Dadas las circunstancias, ante el “apriete”, mucha gente tuvo que renunciar a parte de sus terrenos como forma de pago”.
Por último señaló que “la falta de una figura estatal competente a la cual recurrir. Hace falta mucho trabajo, tiempo y dedicación, además de una infranqueable disposición para cambiar realmente las cosas”.