En Pico hubo siete homicidios en solo un año: ¿Circunstancias particulares o Inseguridad?

thumb image
5 Febrero, 2016 a las 12:01 hs.

Seis fueron en 2015 y uno en este 2016 que recién comienza. Las autoridades dicen que no es inseguridad ¿Qué es entonces?



“Pico ya no es lo que era” es una frase repetida hasta el hartazgo por quienes conocieron una ciudad pujante desde lo laboral y tranquila en lo social, donde la siesta era sagrada y la noche solo conocía al silencio. El respeto era la moneda corriente entre los ciudadanos de una localidad relativamente grande, pero con aires de pueblo.

Lamentablemente la decadencia social, educativa y económica que se dio en la República Argentina en las últimas decanas también impactó y fuertemente en la ciudad norteña, que ya no conoce de ninguna de esas virtudes que años antes la hacían especial.

En lo que respecta a tema seguridad, día a día los vecinos transmiten su profunda preocupación por los diferentes hechos delictivos de los cuales son víctimas. Dentro de esas actividades fuera de la ley, se encuentran los enfrentamientos con armas de todo tipo, que el año pasado dejaron un sinnúmero de heridos y seis víctimas fatales, a la que se sumó la de esta tarde.

Desde los organismos estatales se remarca siempre que las muertes ocurridas en General Pico están vinculadas a “circunstancias particulares” y no a la inseguridad, lo que lleva a preguntarse ¿No es un homicidio una parte de la inseguridad?, cuando un problema que podría resultar trivial en cualquier otra época y que ahora genera asesinatos ¿No es eso inseguridad?, cuando alguien muere en el marco de una persecución policial por un delito que presuntamente cometió previamente ¿No hay elementos de inseguridad en eso?.

 

Las víctimas

Dentro de los muertos del 2015 podemos citar a Maximiliano Cruz, fallecido tras recibir un disparo del cabo de policía Rodrigo Benvenutto en enero en barrio Carlos Berg, en una causa que aún está abierta; Jorge “Kawasaki” Guardia, asesinado en febrero a balazos en barrio Ranqueles por autores aún desconocidos; Miguel Chávez, muerto en barrio Indios Ranqueles tras recibir una puñalada por parte de Leo Solopi, a la postre condenado a 9 años de prisión; Obdulio Ferreyra, muerto a puñaladas en julio, tras el ataque de dos jóvenes en barrio Este. Por ese caso Héctor Machuca y Gonzalo Leizica irán a juicio a mediados de mes.

Por otro lado, en octubre una “confusión” por parte de un menor de 16 años terminó con la vida de Matías Godoy, de solo 16 años, quien fue apuñalado fatalmente cuando asistía a un amigo también herido de arma blanca en el barrio El Molino. El último homicidio del año que termino se dio en diciembre, cuando Julio Sotelo recibió un disparo mortal en barrio Ranqueles, de parte de Julio Rodríguez, quien admitió la autoría del hecho e iría este año a juicio.

Lamentablemente en este 2016 las circunstancias parecen no haber variado, dado que el año comenzó con balaceras por todo el casco urbano y una muerte que se veía venir, no por este caso en particular, sino porque tantos enfrentamientos indefectiblemente iban a dejar un cadáver en las calles.

Esta tarde Marcos Etchegaray fue baleado a quemarropa en barrio Rucci. Los tres disparos que le ingresaron en el torso se llevaron su vida a los pocos minutos del ataque, en un hecho acaecido en la vía pública, a plena luz del día, ante la mirada de vecinos, ¿Tampoco esto es inseguridad?