Adolescentes comienzan a tener relación con el alcohol a partir de los 13 años

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28 Septiembre, 2015 a las 17:42 hs.

La mitad de los argentinos reconoce haberse embriagado al menos una vez en su vida. Entre quienes manifestaron haberse embriagado alguna vez en su vida, se indagaron dos aspectos vinculados con esa experiencia: por un lado, la frecuencia de dicha conducta y por el otro, la edad (promedio) en la que se embriagaron por primera vez. 

 



Tal aseveración parte de un estudio realizado por la Universidad Siglo 21 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Corrientes, Tucumán, Comodoro Rivadavia y Mendoza, entre más de 1000 personas. Dicho relevamiento también arrojó la creencia de que los adolescentes comienzan a tener alguna relación con el alcohol a partir de los 13 años de edad

Sobre el primer aspecto, se consultó a las personas cuántas veces habían alcanzado el estado de ebriedad. Al respecto, puede observarse que el 75% lo hizo más de una vez, ya sea de manera ocasional o con mayor frecuencia. Aquí se hallaron diferencias entre ambos sexos y los grupos etarios. Entre las mujeres que admitieron haberse embriagado, el 63% expresó haberlo hecho en más de una oportunidad mientras que en los hombres, la proporción sobre el mismo aspecto fue de un 82%

En cuanto a los grupos de edad, se pueden observar patrones similares entre los más jóvenes y el grupo de 31 a 40 años de edad. En ambos segmentos, la proporción de encuestados que alcanzó el estado de ebriedad más de una vez supera el 80%. Tal proporción disminuye al 73% y 51% al considerar los adultos de 41 a 50 años y los adultos mayores, respectivamente. En otras palabras, los más jóvenes recurren con mayor frecuencia en el consumo intensivo de alcohol. 

Además, las personas que participaron del estudio indicaron que la primera vez que probaron el alcohol tenían, en promedio, 17 años de edad. En la comparación entre ambos sexos, los hombres manifestaron haber probado el alcohol en edades menores que las mujeres (16,4 vs. 18,2 años). Al considerar las diferencias por edades, los segmentos más jóvenes evidencian el primer consumo de alcohol más temprano en relación con los adultos mayores (15,9 vs. 18,6 años). 

En ambos sexos se presenta el mismo patrón en relación con el primer consumo de alcohol (los jóvenes han probado esta bebida antes que los adultos). En cuanto a las mujeres, cabe mencionar que las adultas mayores (51 a 60 años) fueron quienes más postergaron la primera ingesta de alcohol, la cual tuvo lugar en una edad cercana a los 20 años, mientras que las más jóvenes lo hicieron a los 16 años. Por su parte, los varones adultos mayores manifestaron haber probado por primera vez el alcohol a los 17 años, mientras que los más jóvenes lo hicieron a los 15,6 años de edad. 

En tanto que los participantes del estudio creen que los 12 años será la edad promedio en la cual los adolescentes consumirán por primera vez alguna bebida alcohólica dentro de 10 años. 

“El trabajo indagó sobre la propia conducta de los participantes del estudio y acerca de la percepción de éstos sobre la edad en la que la gente suele probar, por primera vez, este tipo de bebidas. Sobre este último aspecto se pidió a los encuestados que indiquen su opinión sobre lo que ocurre en la actualidad y su perspectiva para los próximos 10 años”, explicó el Magíster Gabriel Escanés, de la Secretaría de Investigación de la Universidad Siglo 21. 

Signos del estado de ebriedad en las personas

En un primer momento, se identificaron 5 signos que podrían dar cuenta de que una persona alcanzó un estado de ebriedad: a) desubicación, b) mareo, c) desinhibición, d) risa excesiva y e) descompostura. Luego, en un segundo momento, se pidió a los encuestados que manifestaran su opinión sobre los signos identificados. 

Los resultados indican, casi sin discrepancias, que uno de los principales signos para identificar el estado de ebriedad en las personas es la descompostura ocurrida luego de consumir alcohol. 

Además, existe un amplio nivel de acuerdo con respecto a considerar a la desubicación de una persona como uno de los signos que permite reconocer que un sujeto se encuentra en estado de ebriedad como consecuencia del consumo de alcohol. En este sentido, casi 9 de cada 10 encuestados creen que la adopción de conductas “fuera de lugar” está asociada con el estado de embriaguez. 

El 64% de los participantes cree que la reducción o eliminación de los frenos inhibitorios se puede interpretar como un indicador de ebriedad, mientras que el 32% cree lo contrario. 

Si bien los 5 signos representan alteraciones de la conducta o percepción de las personas que consumen alcohol, y por tanto están vinculados con la embriaguez, sólo los primeros dos (descompostura y desubicación) aparecen como rasgos identificados con el estado de ebriedad para la gran mayoría de los encuestados. 

Experiencia propia en estados de ebriedad

Finalmente, se consultó a los participantes sobre la propia experiencia en relación con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas hasta alcanzar el estado de ebriedad. Al respecto, la mitad de los encuestados expresó que, alguna vez en su vida, había consumido alcohol hasta embriagarse. Sin embargo, al desagregar los resultados se encuentran algunas diferencias interesantes entre ambos sexos y grupos etarios. 

Los hombres expresaron haberse emborrachado en mayor medida que las mujeres. Entre los primeros, el 64,6% alcanzó un estado de ebriedad mientras que la proporción se reduce al 35,4% cuando se considera la experiencia femenina. 

En cuanto a los 4 segmentos de edades, las diferencias son notables. Entre los jóvenes, el 66% manifestó haberse emborrachado alguna vez en su vida, mientras que tal proporción se reduce a menos de la mitad al considerar a los adultos mayores (3 de cada 10).

Otros datos
–          Enormes diferencias en la edad en la que los encuestados comenzaron a consumir alcohol, claramente marcadas por su sexo y rango etáreo: En la comparación entre ambos sexos, los hombres manifestaron haber probado el alcohol en edades menores que las mujeres (16,4 vs. 18,2 años). Al considerar las diferencias por edades, los segmentos más jóvenes evidencian el primer consumo de alcohol más temprano en relación con los adultos mayores (15,9 vs. 18,6 años). En ambos sexos se presenta el mismo patrón en relación con el primer consumo de alcohol (los jóvenes han probado esta bebida antes que los adultos)